Saitama, Japón. Algunas etapas llegarán a su fin en el equipo de Estados Unidos el sábado. Será el último juego de Jerry Colangelo como gerente de la selección nacional masculina. Será el final del compromiso de Gregg Popovich como el entrenador. Posiblemente algunos jugadores vistan esa camiseta por última vez.

Los cambios son inevitables.

Estados Unidos sólo espera que no ocurran en lo más alto del podio olímpico.

Francia, su nuevo némesis, espera a Estados Unidos en el juego por la medalla de oro. La selección gala ha ganado sus últimos dos enfrentamientos, negándole una medalla en el Copa Mundial de 2019 primero y derrotándolos de nuevo en el debut de ambos en Tokio 2020.

“Venimos con un solo objetivo y es ganar la medalla de oro”, dijo el base estadounidense Damian Lillard. “Y ahora estamos en posición de lograrlo”.

Sería el cuarto oro consecutivo para Estados Unidos, su dominio más prolongado en unos Juegos Olímpicos desde que se encadenaron siete en los siete primeros torneos entre 1936 y 1968. Kevin Durant puede unirse a Carmelo Anthony como los únicos hombres en la historia del baloncesto estadounidense con tres preseas doradas, y Popovich -quien fue parte de la Academia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos e intentó representar a su país en Munich 1972, pero no fue seleccionado- podría engrosar su ya larga lista de logros con un título olímpico.

“Ha sido un camino difícil y es emocionante estar de regreso”, declaró Durant.

Más tarde el sábado, Luka Doncic y Eslovenia se medirán a Patty Mills y Australia en el juego por el bronce, que estrenará el medallero del ganador en el baloncesto masculino.

El único otro país que ha vencido a la selección masculina de Estados Unidos en tres ocasiones consecutivas en torneos de máxima categoría fue la Unión Soviética, con el oro en 1972 y victorias en los campeonatos mundiales de 1974 y 1978.

Francia está a un triunfo de igualar esa hazaña.

“Pienso, espero, que estén listos para el sábado”, dijo el entrenador de Francia Vincent Collet. “Sabemos que Estados Unidos es el favorito en esta final. Han sido los favoritos en el último par de partidos. Pero espero que cuando los enfrentemos mantengamos nuestra agresividad, mantengamos la energía, incluso sabiendo que ellos son los favoritos”.

Eso no parece un problema para los franceses. Después de sobrevivir a las semifinales por un ajustado 90-89 ante Eslovenia -que aseguró Batum al bloquear una bandeja a 2.4 segundos del final- a Timothe Luwawu-Cabarrot se le preguntó por el choque con los estadounidenses.

“Pienso que representa algo muy especial”, respondió. “Porque es la primera que vamos a ganar”.

No es un nivel de confianza que se escuche a menudo entre rivales de Estados Unidos, al menos no en esta era olímpica con jugadores NBA. Pero Francia tiene motivos para sentirse optimista considerando su victoria en China y la remontada en el primer duelo de la fase de grupos. Creen que pueden ganar, a pesar de estar abajo por dobles dígitos en las apuestas.

“Sabíamos desde el principio de lo que éramos capaces y sabemos cómo han ido en ascenso durante el torneo”, dijo el francés Nando de Colo. “Jugamos bien la primera vez y respetamos mucho a su equipo. Pero jugaremos esta final con mucha confianza y lo más importante es mantenerse enfocados en lo que hacemos como equipo”.

En el peor de los casos, Francia tiene asegurado igualar su mejor resultado olímpico. También se colgó la plata tras caer ante Estados Unidos en 1948 y 2000.

Estados Unidos, que busca su 16ta medalla dorada en 19 apariciones olímpicas, no puede darse ese lujo. Para ellos sólo hay un resultado admisible.

“Venimos por la medalla de oro”, dijo el pívot Bam Adebayo. “No venimos a quedar segundos”.