Mientras toda la fanfarria para el premio de Jugador Más Valioso esta temporada de NBA se concentra en las figuras del armador del Thunder de Oklahoma City, Russell Westbrook, y del base/escolta de los Rockets de Houston, James Harden, la figura del delantero de los Bucks de Milwaukee, Giannis Antetokounmpo, pasa casi desapercibida 

¡Y no es para menos!

Westbrook es una estrella establecida en la liga que esta campaña promedia un ‘triple-doble’ mientras lidera a Oklahoma City al tope de la División Noroeste con marca de 20-12, Mientras,  Harden no está muy atrás en los números y tiene a los Rockets en tercer lugar en la competitiva Conferencia Oeste con récord de 23-9.

Pero el canastero griego de padres nigerianos está tirando ‘macramé’ por debajo del radar para tener a los Bucks en pelea por un puesto en los playoffs con marca de 14-15 (octavo en la Conferencia Este).

De hecho, Antetokounmpo está haciendo algo que ni siquiera Westbrook o Harden han logrado: jugar con garra en ambos lados de la cancha (no solo en ofensiva), y es el único jugador en la liga que figura entre los mejores 20 canasteros en seis categorías estadísticas.

El apodado ‘Greek Freak’ marcha décimo quinto en anotaciones (23.4 puntos), décimocuarto en rebotes (9.1), vigésimo en  asistencias (5.8), quinto en cortes de balón (2.0), octavo en tapones (1.9) y vigésimo en porcentaje de campo (52.6 por ciento) en solo su cuarta temporada en la liga.

Si esos números no son suficientes para el ‘MVP’, de seguro tienen que serlo para Jugador de Mayor Progreso.

El delantero de 6’11” de estatura promedia la misma cantidad de minutos que la pasada campaña, pero a la vez produce 6.5 puntos, 1.5 asistencias, 1.4 rebotes y 0.8 cortes de balón más esta temporada, mientras ha elevado también su efectividad de campo.

Parte de la razón para su desarrollo ha sido la llegada del exjugador Jason Kidd como dirigente desde la pasada campaña. Kidd le ha dado luz verde a Antetokounmpo para desplegar sus talentos a la mayor capacidad posible.

Inclusive, Kidd le ha entregado la responsabilidad de correr la ofensiva de los Bucks por ratos, compartiendo esa responsabilidad con el australiano Matthew Dellavedova. El griego es algo así como un point-forward, como canasteros de alto renombre histórico como Larry Bird y Scottie Pippen solían hacer.

Y esto sin contar que suele defender al mejor jugador del equipo rival casi todas las noches.  Antetokounmpo, sencillamente, no ha decepcionado, uniéndose al delantero Jabari Parker como el futuro de la franquicia y ayudando a sacar a los Bucks del anonimato. 

No creyeron en él 

Irónicamente, Antetokounmpo tuvo que esperar hasta el turno número 15 de primera ronda para escuchar su nombre ser llamado en el sorteo de la NBA del 2013.

Figuras decepcionantes como Anthony Bennett (1), Nerlens Noel (6), Ben McLemore (7), Trey Burke (9),  Michael Carter-Williams (11), Kelly Olynyk (13) y Shabazz Muhammad (14) –por mencionar a algunos– fueron escogidos antes que él.

Solo Víctor Oladipo (Orlando antes de canje con Oklahoma City) con el segundo turno, Otto Porter (Washington) con el tercero, Kentavious Caldwell-Pope (Detroit)  con el octavo, C.J McCollum (Portland) con el décimo y Steven Adams (Oklahoma City) con el duodécimo pueden justificarse de alguna manera, y aun así ninguno es mejor que Antetokounmpo.

¿Se imaginan a Antetokounmpo hoy día en Cleveland o en Boston en vez de Bennett (que ahora está en Brooklyn) u Olynyk, respectivamente?

Y esto a pesar de que a sus 19 años de edad, Antetokounmpo ya medía 6’10”, estaba acribillando la liga juvenil de Grecia, ponía el balón en el piso, atacaba por tierra, era buen pasador y rebotero y tenía la capacidad atlética para ser un sólido defensor. Solo le faltaba echar unas libras de músculo y madurar su juego a un nivel más competitivo.

Sin duda, Antetokounmpo tiene que haber provocado que varias gerencias de equipos le estén dando con la cabeza a la pared por haber dejado a este diamante escaparse de sus manos. El futuro luce brillante para él y para los Bucks.