Fallece Rafael Hernández, veterano líder de los árbitros de baloncesto de Puerto Rico
Fue una de las personas más importantes de la profesión del arbitraje del básquet en la Isla.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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De luto está la sociedad de árbitros de baloncesto de Puerto Rico debido a la muerte en horas de la madrugada de hoy de quien en vida fuera, Rafael Hernández, maestro de mucho de los mejores árbitros que ha tenido el básquet boricua.
Hernández, natural de San Lorenzo, estaba batallando con un cáncer hace unos dos o tres años. Tenía 66 años.
Según lo han confirmado a Primera Hora árbitros como José Aníbal Carrión y Carlos Tarrats, Hernández fue una de las personas más importantes de la profesión del arbitraje del básquet en la Isla.
“Muchos de nosotros le debemos gran parte de nuestro éxito, y de nuestra promoción hacia arriba, a Rafael Hernández”, afirmó Carrión, uno de los oficiales seniors del Baloncesto Superior Nacional en la actualidad.
Y esto porque Hernández fue un maestro y líder de árbitros del país por más de tres décadas. Presidió en un momento dado la Federación de Árbitros de Puerto Rico, y más adelante gestó y lideró el Programa Federativo de Árbitros de Puerto Rico, el cual se convirtió en una alianza de diferentes organizaciones de donde se elegían a los mejores oficiales de toda la Isla para ser asignados a trabajar en los programas elites de categorías menores, ligas federativas y eventos deportivos como la LAI.
“Su gestión se convirtió en un rol para catapultar a muchos de nosotros a exponernos en programas elites hasta llegar al Baloncesto Superior Nacional y más allá”, dijo Carrión.
Hernández, irónicamente, nunca fue árbitro en el BSN, aunque sí lo hizo en el Baloncesto Superior Nacional Femenino y diferentes categorías. Pero que quede claro algo; no lo hizo no porque no tuviera las credenciales o no hiciera el corte, sino porque estaba centrado en su labor directiva.
“Le dedico la vida completa al baloncesto. No pito en Superior porque sencillamente estaba envuelto en el todo más que en el yo. Era uno de esos árbitros que donde quiera que entraba todo el mundo lo respetaba”, agregó Carrión.
Tarrats, por su parte, da por hecho que todo los árbitros del país le deben a Hernández un respeto.
“No hay nadie que haya hecho más nada por el arbitraje que él. Era muy querido. El que sabe algo de pitar baloncesto en Puerto Rico tiene que haber pasado en algún momento por sus manos”, dijo Tarrat, quien ya se retiró del BSN pero sigue pitando torneos de categorías menores y dirige también un grupo de oficiales que brindan servicios a escuelas, categorías menores e iglesias.
Tarrats agregó que Hernández conocía a todos los árbitros de Puerto Rico. Y era un amigo, un hermano, un padre para muchos.

“Creó una mistad con muchos de nosotros. Amistad de ser parte de bautismos, bodas, entierros. Fue una figura que le dio a muchos la oportunidad para llevar comida a sus casas siendo árbitro. A muchos de nosotros. Y era alguien que ayudaba con obras de caridad”, agregó Carrión, destacando que aún hospitalizado recientemente supo de una paciente que estaba al lado de su habitación, que era la esposa de un exárbitro, y estuvo pendiente a ayudarla durante un periodo muy delicado de su situación.
A Hernández le sobrevive su esposa, cinco hijos, 10 nietos y tres bisnietos.
Al momento no se han anunciado detalles sobre los actos funerales y de entierro.