De cara a la serie final entre los Vaqueros de Bayamón y los Atléticos de San Germán que arranca este lunes, hay dos personas muy respetadas en el Baloncesto Superior Nacional (BSN) que no tienen manera de perder independientemente del resultado de la serie: los técnicos Flor Meléndez y Carlos Morales.

Además de que ambos dirigieron al Equipo Nacional de Puerto Rico y a los dos equipos de la final, Meléndez y Morales tienen gratos recuerdos y amistades creadas por el baloncesto que aún perduran, y ambos estuvieron de acuerdo, por ejemplo, de que ganar en San Germán tiene un significado diferente a ganar en cualquier otra plaza del BSN.

“Definitivamente es diferente ganar en San Germán. En todos los demás pueblos de la Isla, como Bayamón, Ponce y demás, hay mucha fanaticada y hay deseo de ganar. Pero en esos pueblos el baloncesto es diversión. En San Germán el baloncesto es una religión”, afirmó Morales.

“Y hablo de que eso involucra a personas mayores y a viejitas que vieron ganar al equipo hace mucho tiempo que hasta hacen promesas, prenden velas y van a pie a Sabana Grande o a Hormigueros”, contó. “Es una cosa tan difícil de explicar porque cuando ganas un campeonato, la gente obviamente está contenta. Pero allí ves gente llorando de la emoción de poder ver a San Germán ganar otra vez”.

Morales fue en parte responsable de los campeonatos del 1991 y 1994, en el apogeo de los llamados ‘Nenes’, de los cuales uno, Eddie Casiano, dirige hoy a los Atléticos.

Contó que cuando llegó a San Germán, ya los principales ‘Nenes’, Casiano y Nelson Quiñones, llevaban varios años en la franquicia. Por situaciones como el cambio del armador Roberto ‘Bobby’ Ríos a los Leones de Ponce, y porque ese año no usaron refuerzo, Morales les dio la oportunidad de jugar como regulares en vez de salir del banco.

“Cuando ganamos, fue que salió la frase de ‘Los Nenes’ y Piculín (Ortiz). Porque todos eran jóvenes, incluyendo a Oscar Santiago y a Luis Allende, que eran estudiantes universitarios, y se combinaban con Piculín”, dijo.

Dijo que el fanatismo se sentía en otras canchas, como en la Pedro Hernández de Quebradillas o cuando Bayamón jugaba en la Pepín Cestero, que Morales, oriundo de Bayamón, describió como “el sitio donde me crié”.

Pero agregó que en San Germán el baloncesto es parte del estilo de vida, por lo que siente que allí el basket es una religión.

Morales contó uno de los sucesos que más recuerda de su tiempo allí.

Flor Meléndez cree que los Vaqueros de Ysmael Romero son favoritos para ganar la final ante los Atléticos, pero asegura que para lograr el cetro tendrán que trabajar bien duro en los partidos.
Flor Meléndez cree que los Vaqueros de Ysmael Romero son favoritos para ganar la final ante los Atléticos, pero asegura que para lograr el cetro tendrán que trabajar bien duro en los partidos. (Suministrada)

“Había un señor que fue jugador, coach y apoderado antes de que yo naciera. Se llamaba Bolote Selosse. Él estuvo con nosotros en el campeonato del 1991. Pero en 1992 y 1993 se puso bien malito (de salud). Y cuando nosotros ganamos el campeonato del 1994 él estaba ahí todavía”, relató.

“Hubo juegos a los que no pudo ir y mandaba a su nieto para que lo representara porque él tenía que estar ahí. Ganamos el campeonato del 94 y el señor falleció un mes después. Eso a mí me llegó como que el señor estaba esperando eso (el campeonato) para saldar su cuenta con la vida, por llamarle de alguna manera, y tan pronto ganamos se pudo ir tranquilo”, dijo.

Meléndez, por su parte, estableció que todos los campeonatos son diferentes, pero el del 1985, luego de 35 años, fue un evento único.

“Era mi primer campeonato. Nosotros estuvimos como una semana celebrando en San Germán. Había fiestas en todos lados. Cenas dondequiera. Y es que el fanático de San Germán se mete dentro del equipo”, manifestó.

“Habían pasado 35 años que San Germán no ganaba. Todo el mundo lo esperaba y fue un equipo que vino de una mini-miniserie. Quedamos empate en el octavo lugar y tuvimos que jugar por el noveno lugar. Creo que fueron tres equipos. Tuvimos que ganar una serie para ser noveno y luego ganarle a otro equipo para llegar octavo y empezar los playoffs”, recordó.

“Jugar en San Germán y hacerse amigo de la gente, es un lujo. Yo convivía con la gente. Estaba todo el día con la gente. Tratan bien a uno y uno puede perder y se molestan porque el equipo pierde, pero nunca dejan de estar en las prácticas ni siguiendo a los equipos”, recordó el laureado coach, quien dijo que tenía la costumbre de mudarse a los pueblos en que dirigía.

PIculín Ortiz recibe instrucciones de Flor Meléndez durante el tiempo que trabajaron juntos en San Germán a principios de la década del 1980.
PIculín Ortiz recibe instrucciones de Flor Meléndez durante el tiempo que trabajaron juntos en San Germán a principios de la década del 1980. (el nuevo dia)

Por ese detalle, en San Germán la química del equipo se combinó a la mayor potencia, porque veía a sus jugadores dos y tres veces al día cuando almorzaban y cenaban en los mismos lugares, mezclándose con la gente.

“Tú veías fanáticos que en semanas ya podías identificar dos o tres casas en las que los jugadores iban a cenar después de una práctica, invitados por los fanáticos. Y no necesariamente cuando el equipo está ganando. Ese es el pueblo de San Germán”, sostuvo.

Flor además ganó dos campeonatos para la organización de los Vaqueros en 1995 y 1996, por lo que igualmente habló del buen trato que recibió de parte de la fanaticada del apoderado Pedro ‘Cuco’ Ortiz, a quien describió como uno de los apoderados más responsables que se ha encontrado en el baloncesto.

“Yo llegué a dirigir a Bayamón, me renovaron el contrato y me mudaron para Bayamón, y todavía vivo en Bayamón. Me quedé en Bayamón y cada vez que me puedo escapar me voy para san Germán a visitar a amigos que tengo allá”, contó.

En cuanto a esta serie, Meléndez dijo que cuando vio que el primer choque se semifinales entre San Germán y Arecibo se fue a dos tiempos extra, le comentó a su familia que eso se parecía mucho a la serie final que vivió con San Germán en el 1985, cuando su equipo logró robarle un juego en la carretera a Guaynabo y le puso fin a la serie en seis juegos.

Carlos Morales le imparte una instrucción a Piculín Ortiz cuando lo dirigió en San Germán en el 1994.
Carlos Morales le imparte una instrucción a Piculín Ortiz cuando lo dirigió en San Germán en el 1994. (tito guzman)

“(San Germán) Es un equipo que está jugando muy bien como visitante y ‘agrandado’, y los que hemos estado allí sabemos que en San Germán hay que jugar de verdad para ganar, especialmente en ‘playoffs’’, indicó. “La fanaticada se va detrás del equipo pase lo que pase. Y de visitantes estaban también mandando muchas guaguas. Eso es San Germán”.

“Yo creo que el equipo favorito es Bayamón, pero hay que ver cómo se para esa ola. Esa ola (de San Germán) está bien trepá. Está en alta. Cómo se baja eso… ahora es que viene el trabajo fuerte. Pero Bayamón es un gran equipo y demostró en la serie con Ponce que cuando tiene a todos sus jugadores son un equipo muy difícil de ganarle. Pero el entusiasmo y las ganas que tiene San Germán hay que tenerlas en cuenta, a ver si pueden seguir. Si pueden seguir ‘trepaos’ en la ola, sabrá Dios las cosas que puedan suceder”.

Morales lo que quiere es disfrutarse la serie.

“Es una serie en la que no puedo perder, porque cualquiera que gane, van a ganar amigos míos, gente que uno aprecia mucho, personas del baloncesto que uno admira. Y tuve la oportunidad de dirigirlos a los dos porque aunque no gané con Bayamón, los dirigí. Así que para mí es lanzar una moneda al aire que gane el mejor y disfrutarme la serie porque el que sea que gane me voy a sentir contento”, concluyó.

La serie arranca este lunes a las 8:00 p.m. por el canal Punto 2. El primer juego será en el Coliseo Rubén Rodríguez de Bayamón. El partido ya fue anunciado como un todo vendido.