Miami, Florida. Lo que empezó como una mera sugerencia inocente culminó el lunes con el nombramiento de Rick Pitino como dirigente nacional.

¿Quién lo diría?

Pero la realidad es que todo inició en una reunión a mediados de noviembre en las oficinas de la Federación de Baloncesto (FBPR), en donde se discutieron muchos nombres para asumir el mando de la selección y cuando comenzaron a mencionarse posibles candidatos de la NCAA, Joel Katz, quien se perfila que será el administrador del Equipo Nacional, tiró al aire el nombre de Rick Pitino.

De primera instancia, sonó como una posibilidad tan remota como encestar un canasto de espaldas a 60 pies de distancia. Pero Katz se arriesgó, llamó a Ralph Willard, asistente principal de Pitino y su ex asistente cuando jugaba en la Universidad de Syracuse en la década del 80, para inquirirle al respecto y ahí se abrió la caja de Pandora.

“Todo comenzó con un chiste de Willard de que un ex jugador, Joel Katz, lo había llamado para preguntarle por mi disponibilidad. Le dije que no creía que tenía tiempo para eso. Pero Willard me dijo que vendría Carlos Beltrán a hablar conmigo. Yo pensaba que era Beltrán el jugador de los Mets de Nueva York. Yo era fanático de Beltrán, el jugador de béisbol, pero no creía que eso funcionaría”, recordó Pitino en tono de broma.

“Me enviaron fotos de Beltrán, pero a medida que las veía me parecía que se había puesto más viejo muy rápido. Ya sabía yo que el jugador de los Mets no iba a tener tiempo para correr una federación de baloncesto”, añadió entre risas.

Vital El fin de semana de Acción de Gracias

Esas gestiones, no obstante, rindieron el fruto de que Katz y el tesorero de la FBPR, Jaime Lamboy, viajaran a Louisville durante el fin de semana de Acción de Gracias en noviembre para ver una de las prácticas de Pitino y hablar con él. Allí, Pitino los recibió en su oficina en horas de la mañana y los escuchó sin garantías.

“Le hablamos de cómo queríamos transformar la federación y las selecciones, de la pasión del baloncesto en Puerto Rico. Él escuchó casi todo el tiempo e hizo algunas preguntas, pero nada más, y nos fuimos sin mucha esperanza”, admitió Lamboy.

“Sin embargo, en horas de la tarde, luego de la práctica, su asistente personal Jordan Sucher nos llamó para decirnos que Pitino quería cenar con nosotros. Cuando llegamos, ya él nos estaba esperando y al recibirnos nos dijo: 'Si vamos a ganarle a Estados Unidos, tengo que estar seguro que todos en el equipo estarán comprometidos en un 100 por ciento'. La cena duró tres horas y media con Pitino intercambiando textos y llamadas con varias personas durante la conversación. Se veía su transformación, que se iba entusiasmando”, indicó Lamboy.

Una oportunidad difícil de dejar pasar

A Pitino le sedujo este repentino acercamiento y su adrenalina competitiva simplemente no le permitió ignorar la oportunidad.

“Mientras más me hablaban del orgullo, de la pasión que los puertorriqueños sentían por su equipo, más me intrigaban, porque así son las personas en el estado de Kentucky”, dijo el técnico que posee un campeonato nacional en División I de la NCAA con la Universidad de Kentucky (1996).

“ Lo que más me emocionaba era el reto, parecido a esos juegos en los que estás 10 puntos abajo cuando faltan cinco minutos en el reloj y todo el mundo tiene que jugar su mejor baloncesto para venir de atrás y ganar. Porque es fácil estar arriba por 20 y ganar, pero venir de atrás es otra cosa. Así visualicé esta oportunidad con Puerto Rico, que está de espaldas a la pared y tiene que clasificar entre los primeros dos equipos de 10 participantes (en el Preolímpico)”, expresó.

“Lo comparo con un juego (mientras dirigía la Universidad de Kentucky), en el que estábamos 31 puntos abajo faltando 15:31 ante LSU y nos sentíamos avergonzados, humillados. Pero, ¿saben qué? Ganamos ese juego. Vinimos de atrás. Demostramos carácter. Eso es lo que quiero hacer con Puerto Rico, eso es lo que me motiva”, finalizó.