Había dicho antes que su debut con el equipo nacional de baloncesto sería un momento que recordaría toda la vida. Y ese momento sería el viernes.

El estadounidense de raíces boricuas José Alvarado, integrante de los Pelicans de Nueva Orleans de la NBA era todo sonrisas durante la práctica del jueves del combinado, en preparación para el importante choque del viernes ante Estados Unidos en el Coliseo Roberto Clemente.

“Me he mantenido haciendo un conteo regresivo para este momento”, expresó el canastero de 24 años oriundo de Brooklyn. “He tenido que buscar la manera de concentrarme en esta práctica, dormir y cuando llegue el momento de jugar, a jugar”.

Al armador, que jugó con Georgia Tech y no fue reclamado en el Draft del 2021 antes de llegar a los Pelicans y con su coraje y defensa sobre la cancha consiguió en marzo de este año un contrato de $6.5 millones por cuatro años, sabe que su estilo asfixiante en la defensa posiblemente le cree problemas de faltas personales en el mundo de FIBA. Y en eso trabajó y trabaja.

“Obviamente es difícil el ajuste. Pero tengo que jugar mi juego y ser yo”, manifestó. “Creo que va a estar todo bien. Me enfoco más en el equipo mayormente”.

Este resaltó la comodidad y respaldo que ha sentido desde que llegó a Puerto Rico hace más de una semana.

“Lo más que me gusta es la actitud del equipo, lo duro que trabajan. Que no tienen miedo. Están listos para salir a una guerra. Y eso es lo más que deseo: jugadores que quieran salir a la guerra contigo. Todos los días he visto esa actitud”, sostuvo.

Otra cosa que resaltó es que no solamente Carlos Arroyo y Mike Bibby le han ayudado a adaptarse al estilo de juego de FIBA y a acoplarse al nivel de la escuadra boricua, distinto al que está acostumbrado. Han sido muchos, principalmente sus compañeros de uniforme.

“Siento que ellos me cubren las espadas. Me apoyan 24/7 a pesar de que me conocen hace poco. Todos se han pasado enseñándome lo que conocen sobre FIBA. Es súper cool. Me siento muy cómodo con ellos”, sostuvo.

Y aunque había estado en Puerto Rico antes, esta es la primera vez en que ha experimentado la Isla, su cultura y su gente con Arroyo como ‘tour guide’. Ha entrenado y ha visto juegos del BSN. Y ha sentido el calor de la gente dondequiera que ha ido en su estadía.

“Y se siente sorprendente. No solamente siento el apoyo de mis compañeros de equipo, sino que he sentido que Puerto Rico me apoya, así que ahora es el momento de que yo haga mi parte”, manifestó. “Lo más importante es que mi familia va a estar aquí y verlos entre esa multitud debe ser muy emocionante”.

Con sus padres en las gradas, luego de haber viajado desde Nueva York y Atlanta, además de uno que otro de Ponce y el sur de la Isla, Alvarado cumplirá sus sueños de lucir la camiseta boricua, a pesar de que podía escoger jugar por Estados Unidos, su país de nacimiento, o por México, por tener sangre mexicana en su familia.

Uno era jugar en la NBA y ya lo logró, según dijo. Y el otro era lucir los colores de la tierra de sus padres, que también es la suya, y está camino a colar esas ‘dos tiradas libres’.