Los Ángeles, California.- Kobe Bryant aún recuerda, con pleno lujo de detalle, lo que cenó 24 horas antes de anotar 81 puntos en un desafío contra los Raptors de Toronto hace 10 años atrás.

El resto de lo que sucedió en ese histórico día es una grata memoria en la mente del veterano de 20 campañas en el baloncesto de la NBA al recordar una de las actuaciones más excepcionales de su carrera con los Lakers de Los Ángeles.

“He repasado ese partido en mi mente muchas veces, y la verdad es que no tengo una explicación para lo que ocurrió. Siempre puedo explicarlo en el aspecto técnico del baloncesto, en el aspecto del entrenamiento, pero cuando tienes noches como esa, siempre hay algo de misticismo. Anotar tantos puntos, realmente no tiene una explicación”, indicó Bryant a Prensa Asociada.

El prolífico escolta de los Lakers, quien se retirará una vez concluya la temporada actual, convirtió un partido de domingo común y corriente, entre dos equipos mediocres, en el segundo partido de más puntos en la historia de la liga. Bryant marcó 28 de 46 intentos al canasto, incluyendo siete bombazos, y atinó 18 de 20 tiradas libres, al tiempo que coló 55 puntos en la segunda mitad; y los Lakers salieron con la victoria, 122-104.

Bryant aún no puede explicar que lo poseyó esa noche, pero definitivamente no fue por comer una cena saludable; antes del partido celebró el tercer cumpleaños de su hija Natalia.

“La noche antes comí pizza de pepperoni con una soda de uva”, dijo Bryant entre risas. “Tenía bastante dolor en una de mis rodillas. Creo que me comí una hamburguesa con papas fritas justo antes del partido, y no es una broma. Salí y jugué. Traté de ajustarme debido al dolor de rodilla”, añadió el veterano canastero.

Sólo los 100 puntos que marcó el fenecido pívot de los Warriors de Filadelfia, Wilt Chamberlain, en un partido en 1962 contra los Knicks de Nueva York superan la actuación de Bryant. Sin embargo, en términos de destreza pura, la actuación de Bryant sobresale.

La explosión ofensiva de Chamberlain incluyó 63 intentos al aro y 28 tiradas libres anotadas debido a la estrategia de los Knicks de propinarle faltas intencionales. Bryant, no obstante, prácticamente creó todos sus disparos desde el perímetro, al tiempo que utilizó su velocidad para penetrar y crear situaciones ante las más férreas defensas.

Los Lakers no tuvieron un buen equipo ese año, aunque no fueron tan malos como la escuadra actual que juega para marca de 9-35 con la que Bryant terminará su brillante carrera.

Sus compañeros en el cuadro titular del partido contra Toronto fueron Kwame Brown, Lamar Odom, Chris Mihm y Smush Parker, el segundo mejor anotador de los Lakers en esa temporada con 13 tantos por desafío. Bryant fue el punto de enfoque de todos los esquemas defensivos de sus rivales en el año, pese a que estaba promediando 34.8 puntos por partido entrando a su histórica noche.

Bryant no vio muchas coberturas dobles en el partido, aunque dudo mucho que, de los Raptors haber empleado la táctica defensiva, hubiese importado mucho. El veterano dirigente George Karl recordó ver el partido por televisión y preguntarse porque Toronto no utilizó cobertura doble o hasta triple cobertura, cualquier esquema para tratar de sacar a Bryant de su ritmo ofensivo.

“Está esa estrategia, y la he utilizado contra Kobe para que intente tomar la mayor cantidad de tiros posibles. Es más fácil tratar de controlar al resto de sus compañeros de equipo que detenerlo a él. Tratar de que sea un jugador menos eficiente. Pero tiene que existir un número – 40, 45, 50 – en el que tienes que cambiar la estrategia. Pero no sé qué número exacto sea ese”, resaltó Karl.

Con el constante apoyo verbal de Odom, Bryant superó el partido de 71 puntos de Elgin Baylor como la mejor actuación individual en la historia de los Lakers. Los fanáticos en el Staples Center se mantuvieron de pie en los últimos minutos, mientras Bryant se mantenía anotando canastos en un partido relativamente cerrado; el escolta finalmente salió del partido restando unos cuantos segundos y se abrazó con el entonces dirigente, Phil Jackson, al concluir el desafío.

Ese histórico partido ha estado dando vueltas en la mente de Bryant este mes como parte de la nostalgia que lo rodea a diario mientras fanáticos y contrincantes celebran su carrera antes de su retiro oficial en abril. La mejor noche ofensiva de su carrera ni se acerca a los cinco campeonatos que ganó en la NBA, pero la gesta se mantiene, brillante y enorme, en su memoria.

“Es increíble ver cuán rápido pasa el tiempo. Es una locura pensar que ocurrió hace 10 años. Mi hija ahora tiene 13 años, cuando en ese momento era la bebé que sostenía en mis brazos, pero ahora es una adolescente”, puntualizó Bryant.