MIAMI. Tan pronto como mañana, Dwyane Wade pudiera no trabajar más como basquetbolista.

Esa es la realidad, guste o no. Luego de 16 años como jugador de la NBA, tres campeonatos, un puesto casi anual en el Juego de Estrellas, un título de máximo anotador, tres franquicias, cuatro hijos, un oro olímpico y 161 compañeros de equipo, el fin pudiera haber llegado.

Anoche Wade jugó su último partido de temporada regular en casa cuando el Heat de Miami recibió a los 76ers de Filadelfia. Hoy jugará en Brooklyn el último partido de la temporada regular.  A menos que el Heat gane los dos encuentros y tenga mucha suerte en los últimos dos días de la temporada, la carrera de Wade  habrá finalizado.

“Le di a este deporte todo lo que tenía”, dijo Wade. “Y he apreciado cada segundo”.

El Heat entró a jugar anoche con una  tenue esperanza de clasificar a los playoffs. Obviamente, las probabilidades no eran buenas.

Por eso el juego de anoche en Miami era considerado como el día de despedida, aunque lo iba a describir oficialmente así. Wade no quiere que sea el final, pero estaba  consciente de que podía ser la 576ta y última vez que jugara en la American Airlines Arena, todas, menos una, con el uniforme del Heat.