Milton Acosta ya perdió la cuenta de cuantos jóvenes han participado en los torneos de baloncesto que organiza en sector El Comandante en Carolina durante los pasados 45 años.

Para el retirado maestro de educación física, la cifra no es relevante. Para él, lo importante es haber servido de instrumento en la formación de ciudadanos de provecho.

“He confeccionado selecciones de baloncesto mayormente con jóvenes de bajos recursos. Los invitamos a practicar y luego hacemos selecciones para representar a El Comandante en los diferentes torneos de la Federación de Baloncesto de Puerto Rico”, relató Acosta.

“Bregar con jóvenes de bajos recursos me llena porque muchos de ellos no tienen la ayuda. Los padres no ayudan. Los busco a sus casas, los llevo y así hemos bregado por 45 años. Han sido muchos los muchachos que hemos ayudado. Ahora mismo tengo varios que recibieron becas universitarias y aproximadamente el 75 por ciento de los chamacos que juegan conmigo pasan a terminar sus estudios universitarios y tiene carreras. Siempre hay otro por ciento que se va por la vía negativa y uno lo lamenta, porque no es lo que uno quiere. Pero las presiones de grupo los llevan a tomar decisiones negativas”, lamentó Acosta.

Los inicios de Acosta en el baloncesto se dieron por accidente, pues sus raíces como atleta estaban en polo acuático.

“Jugaba baloncesto también, y un muchacho que jugaba en El Comandante me pidió que los dirigiera en un equipo que pensaba hacer. Le dije que sí, y fue el primer equipo que formamos por pura casualidad. Desde ese momento me convertí en un aficionado y un enamorado del baloncesto. He seguido hasta el sol de hoy. Es una satisfacción enorme porque aunque siempre hay sus cosas negativas, siempre son más las positivas”, señaló.

Ahora bien, fue una experiencia como atleta de polo acuático la que sembró en él la semilla para dedicar su vida al servicio de la comunidad.

“El dirigente Harry Houck estaba confeccionado el equipo que participaría en los Campeonatos Juveniles de 1973 en Medellín, Colombia. Él quería que me quedara a pesar de que personas con recursos económicos me querían sacar de la selección. El dirigente se mantuvo firme y, para mí, fue un ejemplo de una persona que se fue en contra de las personas que hacen la propuesta de quienes se quedaban y quienes no”, recordó.

Luego de más de cuatro décadas trabajando con la juventud, Acosta mantiene el mismo espíritu luchador que observó en Houck. Sin embargo, es consciente de que llegará el momento que deberá completar sus labores comunitarias.

“Estoy tirando los últimos cartuchos. Espero estar dos o tres años más antes de tomar la decisión de quitarme de todo porque es bien difícil conseguir ayuda. He llevado cartas a cuanto lugar existe y la única frase que sale es ´no hay fondos´. La cuesta es bien empinada y el trabajo más arduo todavía”, concluyó.