Para Paola García, no es una novedad despejar el camino en una profesión dominada por la figura masculina. En el 2021, García talló su nombre en los libros de historia cuando debutó como dirigente en propiedad de los Soles de Adjuntas de la Liga de Baloncesto Puertorriqueña.

Ahora, ha empuñado otra causa a favor de las mujeres que ocupan posiciones de liderato dentro de los deportes.

García sostiene que la gerencia de lo Delfines de Salinas, conjunto para que el se desempeñaba como dirigente durante la temporada 2022-23, ha incumplido con los acuerdos económicos comprometidos con ella y que mantienen una deuda.

Me deben prácticamente la mitad de la temporada”, insistió García. “Le he puesto llamadas y enviado mensajes al apoderado (Eric Negrón), pero me ha ignorado. Silencio es lo que he obtenido”, agregó.

La estadía de García con los Delfines no estuvo exenta de controversias. El pasado diciembre, los integrantes de la Junta de Directores de la Liga de Baloncesto Puertorriqueña determinaron que era meritorio la expulsión de la franquicia, así como de los Soles de Adjuntas, a raíz de una trifulca entre varios jugadores de ambos quintetos luego de un partido.

A raíz del incidente, el armador de Adjuntas, Javier Torres, y el delantero de Salinas, Manuel Díaz, fueron expulsados de por vida de la Liga. Los Delfines, eventualmente, fueron restituidos luego de cumplir con una suspensión de cuatro juegos. García estuvo al mando del quinteto para dos encuentros antes de ser despedida.

“El juego en Coamo lo perdimos y pocos días después me llama el coapoderado para informar que se desprendían de mis servicios. No ha culminado la temporada y no me han pagado el dinero que me deben. Si están en esta liga, deben cumplir con su palabra”, dijo en evidente frustración.

García indicó que le cursó una carta a Edgardo Boffill, presidente de la Liga Puertorriqueña, para informar la situación. No obstante, los reclamos no han sido atendidos, según García.

“Parece que se comunicaron porque me escribió el nuevo coach (Noel Colón) y se comprometió conmigo de que iba a trabajar con la situación, pero estoy jugando en un ping pong. Quiero que me respeten. He tenido oportunidades y he abierto puertas para otras mujeres que se quieren abrir camino en esto. Sospecho que no harían lo mismo si se trataba de un hombre dirigente. Nuestro trabajo tiene un valor”, señaló.

“No quiero que siga pasando con las mujeres en el deporte. Los cantazos los he recibido y estoy dispuesta a seguir, pero no quiero que siga pasando esto. Se tiene que respetar la equidad”, concluyó.