En años recientes, Mayweather, Margarito, Cotto, Pacquiao, Canelo y Sergio Martínez han llevado la voz cantante en las grandes peleas que se han celebrado entre las 147 y las 160 libras.

Otra voz que de seguro formaría parte todavía de ese coro de estrellas sería la de Paul Williams.

El fogoso peleador zurdo de 6’2” de estatura, natural de Georgia pero radicado en Carolina del Sur, destronó en 2007 a Margarito como campeón wélter de la OMB y en el 2009 consiguió victorias sobre Winky Wright y Maravilla Martínez.

Era un peleador emocionante, de esos que era todo acción y mandaba la defensiva al infierno.

Sin embargo, el 27 de mayo de 2012, pocos meses antes del choque que tenía previsto para el 15 de septiembre con Canelo Álvarez, Paul Williams sufrió un accidente de motocicleta en Georgia que lo dejó paralítico y desprovisto de un futuro que todavía podía ser brillante en el boxeo.

Bueno, pues resulta que Williams, quien amasó un récord de 41-2 y 27 nocauts, tuvo una relación con Puerto Rico: se acuarteló aquí y entrenó en el Wilfredo Gómez de Guaynabo para sus peleas con Margarito y su primera defensa ante Carlos ‘el Indio’  Quintana, y todo el mundo lo recuerda como un tipo tímido y sencillo, pero siempre sonriente y amigable.

Y continúa siéndolo, según escuché cuando hablé con él hace unos días para preguntarle sobre la pelea de mañana entre Cotto y Martínez, quien le noqueó con un devastador izquierdazo en el segundo asalto en un choque de revancha en el 2010.

“Un fanático me mostró una foto”, dijo Williams, de 32 años, “y se veía a Martínez con los ojos cerrados al momento de conectar ese golpe”.

“Eso me dice que fue un golpe de suerte, un golpe que tiró por desesperación por la forma en que yo lo estaba atacando… era una pelea en la que yo le iba a ganar otra vez”.

Es que, para Williams, Martínez es un peleador de movimientos y de un ritmo pausado, no uno hecho para batallas campales.

“Cotto siempre viene a pelear, siempre hace el mismo tipo de pelea”, dijo, “y Martínez no tiene con qué quitárselo de encima”.

“Los dos tienen sus años, pero creo que Cotto, con la presión que pone y esos golpes al cuerpo, va a noquearlo sin problemas en los asaltos finales”.

“Y que conste”, aclaró, presumo que sonriendo, “no digo esto por el afecto que le tengo a Puerto Rico, que considero mi segunda patria”.

¿Y qué estaría haciendo él ahora, de no haber ocurrido el accidente?

“Mi meta era Mayweather”, dijo. “Hubiera sido el primero en ganarle, con la forma en que le hubiera pegado al cuerpo”.

“O, por lo menos, lo hubiera llevado hasta el límite”.