Por los pasados19 años, desde el retiro de Earvin “Magic” Johnson en 1991, el de Larry Bird en 1992 y la primera de tres salidas de Michael Jordan en 1993, siempre se ha especulado “¿quién es el próximo “Magic”?”, “¿quién es el próximo Jordan?” y “¿quién es el próximo Bird?”.

Anfernee Hardaway y Jason Kidd entraron a la NBA en 1993 y 1994, respectivamente, y muchos pensaron que podrían llenar los zapatos de “Magic”. Kidd es el que más se ha acercado, pero no ha ganado ni un campeonato, mientras que Johnson ganó cinco anillos.

En el caso de Jordan, hubo decepciones como Harold Miner, Jerry Stakchouse y Jason Richardson, pero sí hubo otros que se le acercaron, como Vince Carter (en lo que a donqueos se refiere) y Kobe Bryant (que es el más parecido en términos de ser un anotador imparable, un ganador en el clutch y un coleccionador de trofeos).

Sin embargo, Bird nunca ha logrado tener una versión en la NBA que siquiera haya podido llegarle a los tobillos.

El canastero, quien ganó tres anillos con los Celtics de Boston y el pasado 7 de diciembre cumplió 56 años, se quedó con las ganas de ver la próxima “esperanza blanca”.

Christian Laettner parecía ser el indicado en 1992 luego de llevar a la Universidad de Duke a dos campeonatos de NCAA, pero en NBA apenas fue un sólido jugador de rol y no el matador que fue en el baloncesto colegial.

Lo mismo pasó con otras “esperanzas blancas” que entraron ese año o en temporadas posteriores como Tom Gugliotta (1992), Keith van Horn (1997), Raef LaFrentz (1998), Wally Sczcerbiak (1999)y Mike Dunleavy (2002). Esto, sin incluir a Adam Morrison que fue el tercer escogido del 2006 y ya ni siquiera está en la liga.

La realidad es que el jugador de baloncesto estadounidense elite de raza blanca cada vez ha ido más en decadencia.

En los últimos cinco años sólo David Lee en el (2005) y Kevin Love (2008) han sido los jugadores blancos nativos de impacto en la NBA. Esta temporada entraron Gordon Heyward (Utah) y Luke Babbitt (Portland), pero aún resta por verse su capacidad productiva.

Y claro, esto no incluye jugadores mestizos de matrimonios compuestos por caucásicos y afroamericanos (Blake Griffin, Jason Kidd, Shane Battier) o caucásicos y latinos (como los cubanoamericanos Robin y Brook López).

jugadores Foráneos llenan el hueco

Ante la ausencia de estrellas “blancas” estadounidenses, la NBA ha podido solventar esa escasez con jugadores latinos o europeos, como el alemán Dirk Nowitzki, los italianos Danilo Galinari y Andrea Bargnani, los argentinos Manu Ginóbili y Luis Scola, y los españoles Pau y Marc Gasol, entre otros.

De todos se ha mencionado a Nowitzki como el más parecido a Bird por su estatura, increíble capacidad anotadora y tiro a distancia.

Sin embargo, diría que Ginóbili es el más similar hoy día a lo que era Bird, a excepción de que el gaucho es más atlético, juega de escolta en vez de delantero y tiene mayor habilidad para crear penetraciones veloces al canasto.

Pero, siendo muy parecido a Bird, Ginóbili sobresale más en el sistema de juego colectivo que en el uno contra uno, es un anotador y pasador excepcional (especialmente en el clutch), se tira al piso de pecho en busca de balones sueltos, es certero en triples y casi infalible desde el tiro libre, mejora significativamente el juego de sus compañeros cuando está en cancha, y siempre parece estar en las jugadas claves cuando las millas cuentan.

Eso, sin contar que con Ginóbili es un ganador probado y tiene tres anillos de campeonatos como evidencia -igual que Bird.