En el altamente competitivo mundo de la NBA, el veterano centro y delantero fuerte Tim Duncan ha capturado prácticamente todos los premios y galardones disponibles. Suma cinco anillos de campeón, dos trofeos de Jugador Más Valioso (JMV) de la NBA y otros tres de JMV de la serie final, 15 selecciones al equipo Todos Estrellas, entre muchos otros.

En fin, Duncan ha sido un jugador de impacto en la liga desde que fue escogido por los Spurs de San Antonio en el 1997, luego que completó cuatro productivos años con la Universidad de Wake Forest. Pero más impresionante aún fue el hecho de que Duncan comenzó a jugar baloncesto cuando llegó al noveno grado en su natal isla de Saint Croix, parte de las Islas Vírgenes de los Estados Unidos.

Hoy, en el cumpleaños 40 de Duncan, revisitamos un curioso episodio de su juventud que resultó ser transcendental en su formación como atleta.

Quería ser un nadador olímpico como su hermana mayor

Su estatura de seis pies y 11 pulgadas era propicias para múltiples disciplinas deportivas aparte del baloncesto, como el atletismo y el voleibol, pero el primer deporte y pasión de Duncan fue la natación olímpica.

La estatura en la natación ofrece muchas ventajas debido al alcance de los brazos y el tamaño de los pies que, básicamente, actúan como chapaletas. Pero la meta de Duncan era participar en la natación olímpica como lo hizo su hermana mayor, Patricia Duncan, en los Juegos Olímpicos de 1988 en Corea del Sur como parte del equipo de las Islas Vírgenes estadounidenses.

Duncan se estableció como una promesa en la natación y un sólido prospecto en los 50, 100 y 400 metros estilo libre. Por tal razón, el espigado canastero enfiló sus cañones hacia formar parte del equipo de los Estados Unidos para los Juegos de 1992 en Barcelona, España. Todo parecía estar encaminado para que Duncan cumpliese su sueño, pero el huracán Hugo le cambió todos sus planes.

Hugo dejó destrucción total durante su paso

El ojo del poderoso fenómeno atmosférico entró a la isla de Saint Croix el 18 de septiembre de 1989 con vientos de categoría cuatro en la escala Beaufort (vientos sostenidos de 140 millas). Unido a su baja velocidad de traslación, Hugo causó daños severos o destruyó casi el 90 por ciento de los edificios en la isla, causó sobre $1,000 millones de dólares en pérdidas y casi toda la infraestructura (carreteras y utilidades como energía eléctrica y agua potable) quedó destrozada. Aunque en Puerto Rico Hugo tocó tierra en la punta noreste, el huracán también causó pérdidas de sobre $1,000 millones y 12 muertes.

Debido al paso de Hugo por Saint Croix, el huracán destruyó la única piscina olímpica en la Isla y, por ende, el fenómeno atmosférico también se llevó el sueño olímpico de Duncan, quien comenzó a perder interés en la natación al tener que entrenar en aguas abiertas, lo que fue un problema severo debido a su supuesto miedo a los tiburones.

Al año siguiente, su madre, Ione Duncan, murió luego de batallar contra el cáncer de seno, pero el suegro de Duncan lo introdujo al baloncesto cuando cursaba el noveno grado.

El resto, como dicen, es historia: Duncan fue descubierto por el entrenador de Wake Forest, Dave Odom, y luego de cuatro años en la universidad, Duncan fue escogido primero en el sorteo de 1997, lo que lanzó su meteórica carrera en la NBA.

Pero, ¿cómo hubiese transcurrido su historia si el Huracán Hugo no hubiese destruido su sueño olímpico? Eso nunca lo sabremos.