West Palm Beach, Florida.  Josh James lanzó en su primer partido de postemporada antes de ver acción en su primer juego de Spring Training.

Por ello, desde su llegada a los cuarteles de los Astros en esta ciudad, el derecho de 6’3 y 25 años se ha encargado de observarlo todo, preguntarlo todo, y absorberlo todo.

Y en su primer campo primaveral de las Grandes Ligas, el corpulento lanzallamas, que presenta un coquí taíno tatuado en sus brazos acompañado por una bandera de Puerto Rico, aún le toma el pulso a la situación con cuidado, asegurándose de saborearlo todo y de no perderse nada.

Todo,  mientras se le considera como candidato de fuerza a ser el quinto abridor de los Astros después de Justin Verlander, Gerrit Cole, Wade Miley y Collin McHugh.

“De verdad que estoy muy emocionado de tener la oportunidad de aprender y poder ver de qué se tratan los entrenamientos primaverales de las Grandes Ligas. Ver cómo los veteranos hacen las cosas y por qué son tan buenos, para así afinar mis habilidades”, dijo el derecho nacido en Hollywood, Florida, de padre puertorriqueño y madre oriunda de Santa Cruz.

“Se siente muy bien (estar aquí) pero es difícil quedarse. Así que solamente me enfoco en ser lo mejor que pueda, mejorar en las pequeñas cosas para poder quedarme. Realmente eso es lo que más me preocupa”, agregó.

El repertorio de James cuenta con rectas de cuatro costuras que le han medido a 102 mph, un cambio que baja a alrededor de 89 mph y un devastador slider de 86 mph.

En el 2018, con limitadas oportunidades tras su debut el 1 de septiembre, James ponchó a 29 bateadores en 23 entradas de labor, acumulando marca de 2-0 y 2.35 de ERA.

Hay analistas que proyectan que, con la oportunidad adecuada, James podría ganar 15 juegos y acumular entre 150 y 200 ponchetes.

De hecho, James fue lanzado al ruedo rápido y hasta debutó en la postemporada al tirar en labor de relevo ante los Medias Rojas de Boston en los juegos dos y cuatro de la serie de Campeonato de la Americana.

“Definitivamente (estar en la rotación)  es una de mis metas, pero por el momento estoy poniendo toda mi energía y concentración en aprender y mejorar, porque creo que tras eso todo caerá en su sitio. Solo quiero salir a pitchear y ser mejor”, manifestó James en el clubhouse de los Astros tras una sesión de entrenamientos.

Para eso tendrá que demostrarle al dirigente A.J. Hinch y al cuerpo de coaches que es el brazo adecuado para la posición para la cual ‘audicionan’ lanzadores como Brad Peacock, el zurdo Framber Valdez, además del prospecto Forrest Whitley, Brady Rogers y Cionel Pérez.

Sobre su enfoque en este spring training dijo que trabaja “en mi delivery, en ejecutar lanzamientos, en tratar de mejorar la localización. Esas son básicamente mis metas para el spring training”. 

“Hablé con Hinch y no me ha dado ningún ‘feedback’, pero creo que eso vendrá pronto. Creo que sus expectativas probablemente estén alineadas con lo que yo pienso que debo hacer para ser mejor. Así que ya estoy ansioso porque comiencen los partidos”, sostuvo.

Orgulloso de su herencia boricua

Explicó que el apellido James viene por parte de su abuelo, nativo de Santa Cruz y quien tuvo al padre del pelotero en la isla municipio de Vieques. 

Su padre se mudó de niño a Islas Vírgenes y cuando terminó la escuela se mudó a Florida, donde nació Josh.

La conexión boricua en el camerino está establecida, por supuesto con Carlos Correa y con George Springer, otro estadounidense con sangre boricua; la madre de Springer es nativa de Utuado, Puerto Rico.

“La conversación (de la sangre boricua) ha surgido de vez en cuando (con Correa y Springer). Correa me cuida. Se ha portado muy bien conmigo”, dijo James.  

“He estado en la Isla, pero no tan frecuente como quisiera. La última vez que fui lo hice de vacaciones. Pero es mi patrimonio, mi herencia. La gente y la cultura puertorriqueña. Por eso es que siento que si me dan la oportunidad, me encantaría poder jugar por Puerto Rico en el Clásico Mundial de Béisbol”, afirmó.