Si finalmente se juega la campaña del 2020 de Major League Baseball (MLB), el equipo que se corone, si se consigue navegar hasta el final de la temporada regular, lo sería el de la organización que mejor proteja a sus jugadores y el que menos infectados haya tenido durante los 60 partidos que se pretende que tenga cada una de las 30 organizaciones de las Grandes Ligas.

Es obvio que los equipos que más carreras anoten y que más triunfos obtengan serán los que estarán en mejor posición, pero este año las destrezas solamente no serán suficientes. Tener buen pitcheo, buen bateo y buena defensa no serán lo único. En el 2020, el enfoque de los jugadores podría no estar necesariamente en ganar la Serie Mundial, sino en no contagiarse o no contagiar a su familia, un peso mayor en la psiquis de un tipo de atleta que debe estar sumamente concentrado para ejecutar a su mayor nivel.

Tres hombres de béisbol puertorriqueño ligados a la pelota estadounidense coincidieron en que, de darse la temporada, existe una posibilidad de que no se termine cuando al momento estados como Florida, California, Texas y Arizona -donde habitan nueve de los 30 equipos de MLB, una tercera parte- atraviesan alzas alarmantes en sus casos diarios y han comenzado a implantar cierres de lugares públicos.

“Si yo tuviese que apostar, diría que no va a terminar y espero que no sea por una situación trágica que haya que lamentar. También está la situación de que podría haber muchas lesiones, en especial de lanzadores. Y lesiones que no se curan en uno o dos meses, que podrían afectar carreras, porque no están en condición de juego”, dijo el dirigente de nivel AAA de la organización de San Diego y exdirigente de las Mayores, Edwin Rodríguez.

“Creo que la campaña se debió haber suspendido. Con mucho dolor lo digo. Si hay pérdidas, pues hay que hacer lo que hay que hacer. Ni modo. Pero actualmente esto puede tener resultados de carreras tronchadas por lesiones y hasta resultados trágicos. Si no es por peloteros, por familiares de peloteros. Estamos hablando de vidas y muertes, literalmente. ¿Cómo uno pone eso en la balanza? Eso ni se pone en la balanza”, agregó Rodríguez.

Durante el fin de semana, en la apertura de los campamentos para recibir a los peloteros de vuelta, las dudas comenzaron a acumularse.

Antes de ser admitidos a las facilidades de entrenamiento, los jugadores y el personal tuvieron que someterse a pruebas por el COVID-19. Unas 38 personas, 31 de ellas jugadores, arrojó resultados positivos, entre ellos DJ LeMahieu y Luis Cessa, de los Yankees; cuatro jugadores de los Bravos de Atlanta, incluyendo al inicialista Freddie Freeman; Charlie Blackmon de los Rockies; cuatro jugadores de los Marlins de Miami; y el receptor de los Reales de Kansas City, Salvador Pérez, junto al dirigente del equipo, Mike Matheny.

El porcentaje de contagios en MLB es bajo aún, pero eso no ha evitado que figuras como David Price (Dodgers), Ian Desmond (Colorado), Mike Leake (Arizona), Ryan Zimmerman (Washington) y Félix Hernández (Atlanta) hayan decidido no jugar este año. Otros como Buster Posey (San Francisco), Sean Doolittle (Washington) y Mike Trout (Angelinos) están considerando quedarse en sus casas.

La ausencia de esos peloteros afectaría la calidad de la alineación que presente un equipo y su capacidad para competir. Y eso pesaría a lo largo de la campaña, porque un equipo que detecte un positivo en su clubhouse podría tener un potencial brote en sus manos. Y peor si ese contagio involucra a alguno de sus principales jugadores.

Creo que la campaña se debió haber suspendido. Con mucho dolor lo digo. Si hay pérdidas, pues hay que hacer lo que hay que hacer. Ni modo. Pero actualmente esto puede tener resultados de carreras tronchadas por lesiones y hasta resultados trágicos. Si no es por peloteros, por familiares de peloteros”

-Edwin Rodríguez, exdirigente de las Mayores

“Ahí es que se van a separar los equipos que puedan tener éxito. Que los jugadores se mantengan saludables. Al final de la temporada creo que los que más saludables estén y pierdan menos jugadores con esta situación serán los que tengan un récord positivo y tengan oportunidad de clasificar a los playoffs”, dijo el coach de primera base de los Angelinos de Los Ángeles, Jesús ‘Motorita Feliciano.

Feliciano, quien estuvo tres meses en cuarentena con su familia en Puerto Rico, dijo que se sentía más seguro en la Isla que en Anaheim, donde habló con Primera Hora desde una sesión voluntaria de los Angelinos.

Narró que le es difícil salir de su apartamento, porque la diferencia en el uso de mascarillas en esa ciudad y la que vio en Puerto Rico le causa incertidumbre a pesar de que las medidas que ha tomado la organización para proteger al personal son extremas, en la que han limitado las congregaciones y ha utilizado hasta las gradas para separar a sus integrantes.

Admitió que aunque los equipos cuenten con el ‘taxi squad’ de jugadores para sustituir en caso de emergencia, si llegase a contagiarse una figura como Trout, o Albert Pujols, o Anthony Rendón, sería casi imposible para un equipo reemplazarlo con una figura de su mismo impacto. Y los jugadores estarían fuera mínimo dos o tres semanas en una temporada que duraría poco más de tres meses.

“Si te contagias, por lo menos vas a perder una cuarta parte de la temporada. Y si fuiste al parque y allí fue que te hicieron la prueba, a lo mejor uno o dos pudieron haberse contagiado antes de que tú te enteraras”, dijo por su parte el coach de tercera base de los Azulejos de Toronto, Luis ‘Papa’ Rivera.

Rivera, quien también pasó meses acuartelado en la Isla, igualmente dijo desde Florida que acá se sentía menos preocupado. Al hablar con Primera Hora contó que esperaba con las pruebas de COVID-19 que le realizaron y que la organización esperaba por la totalidad de las pruebas para poder viajar a Toronto.

La frontera entre Estados Unidos y Canadá está cerrada desde marzo y lo estaría hasta fines de julio, pero según Rivera, el gobierno canadiense permitió que los Azulejos viajen hasta su estadio con la condición de que se queden allí y no salgan en al menos 14 días. La suerte es que el Rogers Centre, antes SkyDome, cuenta con un hotel como parte de su estructura.

Rivera resaltó que el enfoque mental también es otro.

“Definitivamente. Este año mi feeling, por ejemplo, fue distinto al de otros años, que uno llega pensando en tener una buena temporada. Este año es tener una buena temporada, pero también no contagiarme y protegerme para no contagiarlos a ellos. Uno está limpiando todo lo que toca. Hay un estrés en el diario vivir. Yo creo que a veces es hasta mejor quedarse en el cuarto y no tener que vivirlo”, dijo Rivera.

Para Rodríguez, ese efecto mental afectará la ejecución de los jugadores, que van a estar sobre el terreno de juego, pero con demasiados elementos fuera de su control.

Un empleado llega con mascarilla al Angels Stadium de Anaheim, donde los Angelinos se han congregado para realizar sus entrenamientos.
Un empleado llega con mascarilla al Angels Stadium de Anaheim, donde los Angelinos se han congregado para realizar sus entrenamientos. (Ashley Landis)

“Quizás ellos se cuidan, les va bien y (el contagio) fue en la familia, o fue el chofer. La intensidad no será la misma. Hay demasiados factores que pueden cambiar la temporada de un día para otro. Hay decenas de cosas para que un equipo que esté en primer lugar termine en último lugar. La forma en que el pelotero se prepara diariamente no va a ser la misma, porque se va a preparar con incertidumbre sobre cuánto va a durar esto… ¿seré yo el infectado? ¿será mi pitcher?”, dijo Rodríguez.

“Siempre hay incertidumbre, pero lo que está pasando ahora no es parte del juego, y esa incertidumbre la van a batallar a diario. Demasiados elementos fuera de control del pelotero, del equipo y de la organización. Siempre los hay, y eso hace tan atractivo el juego. Pero esta temporada puedes hacer todo lo que tienes que hacer y que todo te salga como esperabas, pero en las última semanas se contagia uno, se contagian tres y toda una temporada se fue a pique”, finalizó.