Batalla familiar en la serie final del béisbol invernal
Tony Valentín dirige a los Cangrejeros ante los Indios, que cuentan en su elenco con su hijo Jesmuel.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
PUBLICIDAD
Antes de que la serie final de la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente (LBPRC) arrancara el miércoles en el Hiram Bithorn, consultamos la opinión de dos participantes que, por casualidades del destino, comparten el apellido, pero no la camiseta en el torneo invernal.
¿Quién gana esta serie final? Se les preguntó.
“Bueno, tengo que decir que van a ser los Cangrejeros de Santurce”, dijo con aplomo y una sonrisa maliciosa José ‘Tony’ Valentín, dirigente de los campeones defensores. A su lado, su hijo mayor, Jesmuel Valentín, jugador del cuadro de los Indios de Mayagüez, también rio, pero no estuvo de acuerdo.
“Pues yo tengo que decir que este año cogemos el (campeonato número) 19 porque hemos pasados por muchas altas y bajas, y sentimos que este es el año que se acaba la sequía”, manifestó el hijo.
El conflicto de hijos contra o padres -o viceversa- es uno clásico. Ha sido manifestado en la literatura y muchas otras instancias, pero para la familia Valentín ya se ha convertido en algo más fácil, pues para orgullo del apellido, su talento los ha llevado a enfrentarse ya en otras ocasiones.
“Lo bueno es que ya yo dirigí contra él en Estados Unidos cuando él estaba con los Dodgers y yo con los Padres de San Diego en liga menor. Y en aquel momento fue difícil. Pero ya hemos pasado por tantas cosas que ya es como rutina. La sangre siempre hala y los sentimientos siempre están ahí”, dijo el padre, quien por más de una década fue figura central de los propios Indios de Mayagüez que ahora enfrenta. Como si fuese poco, cuenta con el refuerzo de su hermano Javier en su banco.
Dijo que, como padre, no puede mentir, y quiere que siempre que se pare en el plato luzca bien. Y que le duele que luzca mal, especialmente cuando está como fanático. Pero que, ahora que son contrincantes, lo único que le ha dicho es que “tiene que hacer su trabajo. Las pruebas son así. A veces nos tocan pruebas difíciles, pero hay que cumplir con ellas para sobrevivir. Yo siempre le digo que dé cuatro hits sin tiene que darlos, pero que la victoria esté del lado nuestro”, dijo el padre con otra sonrisa.
Jesmuel observó con orgullo a su padre al hablar, y cuando le tocó su turno el jugador de ligas menores también explicó la dinámica y hasta una situación jocosa sucedida esta misma temporada.
“Hubo un doble juego esta temporada en que perdimos los dos juegos y nos pusimos contra la pared. Hubo una jugada controversial en el home plate con él y un par de sus jugadores y varios de los de nosotros. En un momento me vi discutiendo con él. Pero ese día llegamos juntos al parque y nos tuvimos que ir juntos. Son cosas que sucedieron y se quedaron en el terreno”, expresó Jesmuel.
“Yo me crie en este equipo como mascota cuando él jugaba. De niño vi toda la dinastía de los Indios y tuve la dicha de ver muchos campeonatos. Él le dio una gloria a Mayagüez. Y, ahora que yo estoy, estamos en una sequía, por lo que me gustaría ser parte de la segunda generación Valentín que sea parte de esa dinastía ganadora”, dijo Jesmuel, quien utiliza el número 2 que usaba su padre con los mayaguezanos.
“Pero al final, siempre estamos contentos porque va a haber un campeón en la familia, sea cual sea”, concluyó Jesmuel, antes de abrazarse con su padre.