La nueva faceta de Raúl Casanova dentro de las líneas de cal como dirigente ya está rindiendo dividendos.

El ex receptor ha llevado a los Jueyeros de Maunabo a disputar su primera serie final de la Liga Caribe luego de asumir las riendas del equipo después de la primera derrota ante los Samaritanos de San Lorenzo en la semifinal de la Sección Este.

“La realidad es que (el dirigir) ha sido una inquietud que he tenido desde hace un tiempo luego de lesionarme la espalda. Se me dio la oportunidad, la tomé y ha marcado mi retiro como jugador”, manifestó Casanova, quien tiene marca de 13-5 en su primera experiencia como dirigente.

Casanova primero le ganó cuatro partidos corridos a San Lorenzo, luego su equipo despachó a los Leones de Patillas en seis juegos y a los Mulos de Juncos en siete.

Además, el pasado fin de semana consiguió su primer triunfo ante los Brujos de Guayama.

“Maunabo es una gran organización, con una fanaticada excelente y unos jugadores incondicionales que han hecho que me acople rápidamente. Me han hecho sentir cómodo”, confesó Casanova, quien jugó las pasadas dos temporadas en la Doble A con Patillas.

Aunque todavía le falta pulirse como mentor, el humacaeño está poniendo en práctica las enseñanzas obtenidas de los pilotos que tuvo en su carrera como profesional, que incluye nueve temporadas con diversos equipos en las Grandes Ligas.

“He tratado de tomar algo de todos los dirigentes que han pasado por mi carrera y unirlo con mi estilo para ayudar a los demás jugadores de la forma que me han ayudado ellos a mí”, sostuvo Casanova, quien ha adoptado algunas características del dirigente de los Medias Blancas de Chicago, Ozzie Guillén, y el mentor de los Rays de Tampa Bay, Joe Maddon.

“De Ozzie he intentado tomar su sinceridad. Él tiene un estilo bien realista y te dice las cosas como son. Cuando tú juegas para él, sabes que no van a haber rodeos”, aseguró al recordar los seis partidos que jugó para Guillén en el 2005.

“En el tiempo que estuve, en el 2007, jugando con Maddon aprendí su positivismo. De toda situación, por más difícil que fuera, sacaba algo bueno. Eso no se lo pasaba a los jugadores y se traducía a una buena química en el clubhouse. El positivismo atrae a la excelencia”, dijo Casanova, quien fungirá la próxima temporada como coach de bateo de Ponce en el béisbol invernal.