Phoenix. Las finanzas personales de Nathan Rueckert están un poco ligadas a las Grandes Ligas, gracias a los últimos 20 años en los que ha construido una empresa que produce artículos alusivos al béisbol.

Pero no es la razón por la que el martes fue un mal día.

Rueckert ama el béisbol y, como la mayoría de sus seguidores, reaccionó con una mezcla de resignación, desánimo, tristeza y enojo, después de que el comisionado Rob Manfred anunció que cancelarían el primer día de la temporada debido a que no se alcanzó un nuevo acuerdo laboral con el sindicato de peloteros para poner fin al paro patronal de 90 días.

“Sólo pienso en todos los momentos de padre e hijo que se perderán”, dijo Rueckert, quien opera Baseball Seams Co. desde su casa en Dakota del Sur. “Todas las oportunidades perdidas por una temporada que quizá no se realizará”.

Para los aficionados de las Grandes Ligas, la cancelación de partidos sólo agrega al estrés y enojo. O quizá, más preocupante: apatía.

Se trata del más reciente revés para un deporte que ha llevado la peor suerte que las otras ligas deportivas en Estados Unidos — la NFL, NBA, NHL y MLS — cuando se trata del COVID-19. La pandemia inició a mediados de marzo 2020, inmediatamente clausurando los entrenamientos de primavera a tres semanas del inicio de temporada y que provocó que la temporada se acortara a menos de 100 juegos.

Ninguna otra liga tuvo que abreviar tanto su temporada.

No había mucho que hacer durante la pandemia. Pero la disputa laboral sobre cómo repartir 10,000 millones de dólares es otra historia.

No hay héroes en esta historia, pero casi todo el malestar en redes sociales apuntó a Manfred, el comisionado desde 2015. Fue captado por una fotógrafa de The Associated Press el martes practicando su swing de golf entre las sesiones de negociación. Otros estaban molestos de que Manfred fuera visto riéndose y alegre con los reporteros durante la conferencia de prensa para anunciar la cancelación de juegos.

Es seguro decir que los aficionados no están contentos.

“La gente necesita al béisbol tras pasar por el COVID-19 para levantar el ánimo y volver a la normalidad”, aseguró el aficionado de los Blue Jays de Toronto Bill Farina, quien vive en Palm Harbor, Florida. “Estoy decepcionado con el béisbol. No piensan en los aficionados y los aficionados los van a dejar atrás”.

Joe Hart portaba una gorra de los Tigers de Detroit mientras veía otro deporte y dijo que la decisión de cancelar el primer día “no fue una sorpresa” y culpa un poco más a los dueños que a los jugadores por el fiasco.