Miami. El hombre que consuela a los dolientes y que da indicaciones al personal en la casa funeraria Paradise Memorial podría ser reconocido por varios fanáticos del béisbol, si no estuviera usando una mascarilla.

Se trata de Andre Dawson, miembro del Salón de la Fama.

Cuenta que le llevó tiempo habituarse a ser dueño de la funeraria. Ahora presta sus servicios en plena pandemia de coronavirus.

Además del cubrebocas, lleva guantes y explica a los visitantes que las ceremonias en la capilla no deben congregar a más de 10 personas.

“Es muy triste”, expresó Dawson. “Muy triste, porque la gente llora y lleva su duelo de manera diferente. No están siguiendo el proceso que llevarían en circunstancias normales. Uno ve mucho dolor”.

Dawson, de 65 años, ingresó en este negocio en 2003, cuando se convirtió en inversionista en la funeraria de su hermano menor. Hace 12 años, surgió la oportunidad de poseer y operar Pradise Memorial.

“En cierto modo esto me cayó en las manos”, dijo. “Cuando era joven, difícilmente pude vislumbrar esto. En realidad, me daba miedo la muerte cuando era niño. Al ir a las funerarias y ver a alguien en un ataúd, ello me recordaba cuando era joven, veía una película de terror y no podía dormir por las noches. Así era yo. Pero uno crece y cambia con el tiempo”.

Este tiempo es peculiar. Una funeraria en Brooklyn quedó tan sobrepasada por la crisis del coronavirus que debió colocar decenas de cadáveres envueltos en hielo, dentro de camiones alquilados, hasta que un transeúnte se quejó esta semana por el olor, indicaron las autoridades.

Paradise Memorial ha lidiado con los cadáveres de seis personas que contrajeron el COVID-19, dijo Dawson. El jueves, el expelotero se reunió con sus empleados para garantizar que estuvieran preparados en caso de que la demanda de sus servicios se acrecentara.

Su esposa Vanessa es gerente de la oficina, mientras que su tío coordina las operaciones diarias.

Hay 23 empleados. Todos usan mascarillas y recurren a grandes cantidades de gel desinfectante para las manos.

“Es estresante, por los tiempos y la incertidumbre”, reconoció Dawson. “Pero a esto nos dedicamos. Con todo lo desafiante que pueda ser, simplemente oramos y confiamos en estar preparados”.

Originario de Miami, Dawson finalizó en 1996 su carrera de 21 años en las Grandes Ligas. Fue elegido ocho veces al Juego de Estrellas pese a las lesiones de rodillas que lo han llevado más de una docena de veces al quirófano.

Se le recuerda particularmente por su campaña de 49 jonrones con los Cachorros de Chicago en 1987, cuando fue votado como el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional.

Fue exaltado al Salón de la Fama en 2010. Como pelotero mostró algunas virtudes que lo han ayudado a tener éxito en el ámbito de las funerarias, aseguró su hermano Vincent Brown, quien ha estado en este giro desde 1985.

“Él soportó las lesiones, cuando todos los demás pensaban que se daría por vencido”, resaltó. “Mostró lo dedicado y apasionado que es en todo lo que hace. Quiere servir a los demás y tiene compasión por la gente a la que sirve”.

Dawson, quien labora también como asistente especial de los Cachorros, se encontraba en las instalaciones de pretemporada en Arizona a mediados de marzo, cuando sobrevino la pandemia. Como todos los demás, se pregunta cuándo podrá inaugurarse la campaña de 2020.

“Usualmente voy y vengo de Chicago durante la temporada”, contó. “Cuando uno creció viendo béisbol, uno lo extraña. Pero si el béisbol se reanuda, va a ser diferente”.

En estos días todo es distinto, ya sea en un parque de pelota o en una funeraria.