Atlanta. Un ‘corillo’ de 22 personas encabezado por los padres del patrullero izquierdo de los Braves de Atlanta, Eddie Rosario, está en esta ciudad para verlo jugar los tres partidos de la Serie Mundial que el equipo tiene este fin de semana en el Truist Park recibiendo a los Astros de Houston.

La ansiedad y adrenalina están al 100 por ciento aunque a ellos no les toque tirarse al terreno jugar, por la emoción que les embarga de ver a uno de su sangre triunfar en el más brillante escenario del béisbol de Grandes Ligas.

Para Eddie Rosario, padre y María Haddock, padres del bateador zurdo de los Braves, el orgullo no cabe en el pecho. Ataviados con camisetas rojas, color del equipo de Atlanta cuando juega como local, ocuparon junto a otros 20 familiares y amigos una buena cantidad de butacas de la sección 116 del moderno y cómodo estadio que el viernes se llenó con 42,898 espectadores para el tercer juego de la Serie Mundial.

Allí, detrás del dugout de primera base, el del equipo local, estaban todos con una bandera de Puerto Rico que sostenían en alto cada vez que el boricua pisaba la caja de bateo.

Pero antes del partido, este medio solo pudo hablar con Eddie, padre y María, pues el resto del ‘batallón’ estaba metido en una fila kilométrica para ordenar una ‘jersey’ del equipo de los Braves que empleados preparan al momento al gusto del cliente.

A una hora de que comenzara el juego, los progenitores del jugador manifestaron la alegría que les embarga por ver a su retoño de 30 años triunfar luego de pasar algunas vicisitudes, especialmente durante el pasado año.

Es una emoción grande. Primero, esto es un sueño hecho realidad. Sabiendo que tenemos un hijo en Grandes Ligas, todo padre sueña ver a su hijo en su primer partido aquí, en una Serie Mundial. Tener a tu hijo jugando en esto, es bastante grande. Me siento bien orgulloso, bien contento; mejor no podemos estar”, compartió Rosario, padre, quien dijo que también jugó béisbol por 17 años durante su juventud en la isla. Llegó hasta Clase A en Salinas aunque él y su familia son de Guayama.

“Estoy demasiado orgullosa de él y de todos mis hijos. Gracias a Dios que me ha dado una familia bonita. Lo sufrimos y estuvimos ese año pensando qué iba a pasar, y como fue a lo último que él tuvo esa firma…”, recordó por su lado Haddock, la madre, sobre el momento posterior a la temporada 2020, que los Twins de Minnesota dejaron libre al jugador.

Sabiendo que tenemos un hijo en Grandes Ligas, todo padre sueña ver a su hijo en su primer partido aquí, en una Serie Mundial. Tener a tu hijo jugando en esto, es bastante grande

-Eddie Rosario / Padre del pelotero puertorriqueño de los Braves

Rosario se quedó así sin equipo.

“Para mi cumpleaños, en enero, me dio esa sorpresa que me regaló la gorra de Cleveland, el equipo que lo escogió. Y fue una emoción grandísima porque nos sacó ese peso de encima, de que ya sí tenía equipo e íbamos a tener dónde ir a apoyarlo”, agregó la madre.

Lo menos que pensó ella y el resto de la familia es que no sería en Cleveland donde lo seguirían y disfrutarían las mayores emociones de la carrera del guardabosque, sino mucho más cerca de su hogar, en Atlanta.

Rosario, padre y Haddock se trasladaron a Estados Unidos, a Winter Haven, Florida, justo después de paso del huracán María por Puerto Rico en 2017. Rosario dijo que lo hicieron en medio de la difícil situación del país, buscando un mayor estabilidad, pero también motivados por el hecho de que tanto Eddie, hijo, como un hermano se encontraban viviendo en Estados Unidos.

Y aunque viven lejos de la isla, los padres de Eddie se han encargado de mantener la conexión de Puerto Rico con su hijo, como lo hicieron para esta Serie Mundial sirviendo de anfitriones en Atlanta en el Truist Park.

“Estamos viviendo ahora en Winter Haven. Extrañamos la isla, obvio. El puertorriqueño que no extraña la isla, que no vaya para allá. Pero sí la extraño y pronto vamos”, afirmó Rosario.

Haddock, por su lado, aseguró que en diciembre esperan viajar para reencontrarse con la familia y su gente de la barriada Marín en Guayama, durante unas vacaciones navideñas.

“Ahora mismo mi hermana y mi cuñado viajaron, y mi sobrina el esposo también viajaron desde Puerto Rico y llegaron hoy (viernes). Están todos apoyando. La familia es grandísima y están super orgullosos, porque hemos sido una familia bien unida siempre”, señaló la mamá del pelotero, al enumerar algunas de las personas que vinieron a ver a Eddie, Jr. en la Serie Mundial.

En Guayama lo quieren muchísimo. Siempre lo han seguido. Pero esto ha sido algo grande para Guayama. Está todo el mundo hablando en cada esquina de Eddie Rosario y gracias a Dios ha podido lograr su sueño de estar aquí (Serie Mundial). Estamos en esto, siguiendo su sueño. Donde quiera que él esté”, expresó la madre.

Así también llegaron hasta Atlanta los hermanos del jugador, así como amistades y los compadres de Eddie, dijo Haddock.

Rosario, padre expresó que es difícil contener las emociones, al punto que a veces él mismo se escandaliza luego que analiza las cosas que dice o hace en la celebración, por lo que ha tenido que aprender a controlarse.

“Espero que siga, para seguir brincando porque no se sabe si esto vuelve a suceder en su carrera. Espero que sigan (llegando esos momentos), pero hay que gozarse la primera (Serie Mundial)”, concluyó.