TOA BAJA. Los actuales peloteros de las Grandes Ligas, Carlos Correa y Roberto ‘Bebo’ Pérez, son dos de miles de jugadores que participaron alguna vez en la Serie Mundial Pee Wee Reese de la American Baseball Congress que se estuvo llevado a cabo durante 23 años en el Parque Joemel Abad Castro Calderón en Levittown.

Hoy día,  la continuidad del evento corre peligro. Las condiciones de la estructura y, a su vez, del terreno de juego quedaron casi en ruinas por el paso del huracán María por Puerto Rico en septiembre de 2017. 

Así también están otros parques e instalaciones deportivas del área y con cada día que pasa los costos de reparación van en aumento. 

Héctor Ralat, presidente de la Asociación Prodeportes y Recreación de Levittown, está impulsando un movimiento para la restauración del estadio y los demás parque pero asegura que  el alcalde Bernardo ‘Betito’ Márquez no les ha autorizado a echar los planes adelante.

“El parque se construyó por una necesidad de albergar un torneo mundial en Puerto Rico. Por 23 años se ha llevado a cabo y la American Baseball Congress lo certificó como el mejor para niños de 11 y 12 años. PeroEl huracán destruyó el parque y hemos hecho múltiples gestiones solicitando su restauración. Hemos enviado cartas al alcalde y no hemos recibido respuestas”, compartió Ralat durante un recorrido de Primera Hora por el estadio que ubica en una marginal contigua a la carretera R-165 en el sector.

La estructura principal del estadio demuestra severos daños. Incluso, parte del empañetado se desprendió y gran parte del alumbrado está en el suelo. Además, el terreno de juego se ha convertido en un pastizal que ha borrado la existencia del terreno interior. 

Ralat aseguró que ingenieros y arquitectos inspeccionaron el parque en una ocasión y estimaron que la inversión inicial para repararlo rondaba los de $200,000.  

Hoy, con el continuo deterioro al que se han unido vándalos, los costos superarían el medio millón.

Ralat dijo que el año pasado gestionó con la alcaldía para hacer arreglos con fondos que provendrían de asignaciones especiales de Major League Baseball y la Legislatura, sin costos para el gobierno municipal de Toa Baja, pero abundó que la administración municipal no les dio permiso porque estaban a la espera de las aseguradoras.

Desde entonces, todo se ha quedado inerte y el deterioro rampante.

José Castro, padre del jovencito en honor de quien fue bautizado el estadio donde jugó antes de fallecer debido a una batalla contra un tumor en el cerebro, se expresó incrédulo ante la inacción gubernamental para devolverle la vida el lugar. 

“Se me estruja el corazón de tristeza. Aquí nosotros vivimos momentos con nuestro niño. La liga nos ayudó a pagar una parte de los tratamientos en Miami (Florida) para el tumor que tuvo en la cabeza. Veo las condiciones del parque y queremos que nos ayuden para tratar de reconstruir esto como estaba por el bien de la juventud”, dijo Castro. 

“Siento coraje y frustración porque por un momento sentí esperanzas ante el cambio de administración en Toa Baja, pero hemos visto que hay una dejadez increíble”, agregó.

En condiciones  similares está también el estadio bajo techo de béisbol que la alcaldía anunció como único en Latinoamerica hace más o menos una década atrás.

El parque, que fue bautizado con el nombre de Ralat, también sufrió daños por  María y desde entonces le ha robado a los niños de Levittown y pueblos limitrofes un lugar dónde desarrollarse haciendo deportes.

La piscina de Levittown es otra que también está sin repararse tras María.

Primera Hora contactó a Betito Márquez y este explicó que las gestiones originadas por Ralat no ha sido llevadas adelante porque “le hemos pedido que venga con quienes quiera que sean las personas que van a ayudar porque necesitamos saber de dónde proviene cualquier ayuda”.

Y agregó que es así porque al fin de cuentas, si los fondos no dan, será el Municipio el encargado de los arreglos.

“Muchas de estas facilidades estaban en deterioro y sin mantenimiento desde antes de los huracanes. Lo otro es que FEMA nos está exigiendo hacer mitigaciones antes de reparar las cosas a como estaban, porque el plan sería que no vuelvan a afectarse con otro huracán. Por ejemplo, la piscina de Levittown costará repararla más de $2 millones y el plan de mitigación más de $1 millón”, dijo Márquez, quien a manera de otro ejemplo dijo que el Centro Gubernamental se ha estimado que costaría arreglarlo sobre $8 millones y FEMA ha anticipado que prefiere pagar para construir uno nuevo y que se demuela el viejo. 

“En todos esos procesos de evaluación es que todo se mantiene detenido. Aparte que como Municipio estábamos en quiebra para poder nosotros hacer arreglos. Pero espero que en el 2019 comencemos a ver mejorías, porque ya salimos de la bandera roja que teníamos con los federales y pronto podremos accesar fondos rurales para hacer muchas de esas mejoras.