Tan pronto como la próxima semana, los fanáticos de los Mets de Nueva York podrán escuchar la canción ‘Narcos’ nuevamente en uno de sus juegos anticipando la entrada a juego de su estelar taponero Edwin ‘Sugar’ Díaz.

La canción, de hecho, se escuchó hoy durante un partido intra-escuadra de los Mets para dar paso a una labor perfecta del boricua durante una entrada. Fue su primera aparición en un partido desde que sufrió una lesión en la rodilla durante la celebración de una victoria de Puerto Rico sobre la República Dominicana en el pasado Clásico Mundial del Béisbol.

Según reportes de varios medios que cubren a los Mets en su sede de primavera en Port St. Lucie, Florida, el boricua comandó rectas de entre 96 y 98 millas por hora. Cerró su labor ponchando a un bateador.

La canción ‘Narcos’, que anticipa al público de los Mets su entrada a juego en partidos oficiales, marcó el tiempo de preparación que realizó el naguabeño para entrar en calor, cuando está casi por cumplir un año fuera de acción de juego debido a una ruptura del tendón rotuliano en la rodilla derecha.

Cuando se le preguntó qué pensaba mientras escuchaba la canción de camino a la loma, este simplemente dijo: “It’s game time”, lo que traducido al español significa “Es hora de jugar”.

El cerrador naguabeño se mostró enfocado en su trabajo. No mostró ningún tipo de malestar. Y al finalizar la jornada y hablar con la prensa mencionó estar preparado para continuar lanzando con el equipo durante los próximos días.

“Les dije que estaba listo para estar en los juegos. Me dijeron que el martes sería mi primer juego y el viernes tendría un partido más de práctica en las ligas menores”, expresó Díaz.

“Yo solo siento que necesito competir. Estoy listo. Estoy tirando mis lanzamientos como quiero. Me siento 100% listo, pues necesito juegos les dije. Hoy fue muy bueno”, añadió.

Durante la última campaña de ‘Sugar’, este lanzó un total de 61 juegos con 32 salvados para un promedio de 1.31 de carreras limpias, acumulando 118 ponches en el 2022. Tras la misma firmó el contrato más rico en la historia para un taponero, éste por cinco años y $102 millones, pero por la referida lesión se perdió toda la pasada campaña, la que fue la primera de ese acuerdo.