Un día como hoy, hace 64 años, el pelotero puertorriqueño Hiram Bithorn falleció en circunstancias que no han sido del todo aclaradas.

Bithorn brincó a la historia como el primer boricua en jugar en las Grandes Ligas, cuando el 15 de abril de 1942 entró a relevar por los Cachorros de Chicago. El lanzador, nacido en San Juan, abrió la puerta a cientos de puertorriqueños que eventualmente jugarían en las Grandes Ligas. Su gesta le valió que el estadio más grande de la Isla fuera bautizado con su nombre cuando fue inaugurado en 1962.

Según Baseball Reference, Bithorn jugó por cuatro años en las Grandes Ligas. Lanzó 509.2  entradas, en las que acumuló efectividad de 3.16 con récord de 34-31.

“Pero Bithorn partió de este mundo de una manera lamentable.  En un confuso incidente, Bithorn fue disparado el 28 de diciembre de 1951 en México por un policía llamado Ambrosio Castillo Cano, y el próximo día murió en un hospital de Ciudad Victoria”. 

Aunque Ambrosio Castillo Cano fue sentenciado eventualmente a ocho años de cárcel por el asesinato de Bithorn, las razones por las cuales se dio el disparo  nunca quedaron claras.

En los últimos años, el investigador Jorge Fidel López se dio a la tarea de indagar sobre la vida de Bithorn. Según ha arrojado su investigación, López argumenta que Bithorn se encontraba en México trabajando como árbitro en la Liga del Pacífico cuando la muerte lo sorprendió a los 35 años.

“Unas versiones dicen que lo mataron porque peleó con el policía... otras dicen que trató de irse sin pagar el hotel. Sí puedo decir que Hiram era temperamental y por eso le decían el Huracán Bithorn. Supuestamente cuando se va del hotel, que fue el día 27 por la mañana, el policía le pide los papeles del carro (en que viajaba) y él no los tenía. Entran en una discusión y el policía le mete tres tiros en el estómago. Lo llevaron al hospital y murió el 29”, expresó López en una entrevista publicada por El Nuevo Día en el 29 de diciembre de 2011.

Tras fallecer, Bithorn fue enterrado en una fosa común en México y se requirió de un gran esfuerzo gubernamental para traer el cadáver a la Isla. Finalmente, el féretro llegó el 12 de enero de 1952 y fue velado en actos públicos. Fue enterrado en el cementerio Buxeda de Isla Verde.