Aún sin público en las gradas, los Astros de Houston están sintiendo la presión del rechazo de sectores del béisbol de las Grandes Ligas, además de la presión de poder demostrar que los logros conseguidos en años recientes fueron por talento propio, no por el infame uso de zafacones y el robo de señales.

El domingo se registró un incidente que tal vez podría simbolizar la frustración de los campeones de la Liga Americana, en el que el coach de bateadores de los Astros, el boricua Alex Cintrón, intercambió palabras con el jardinero central de los Atléticos de Oakland, Ramón Laureano, luego de que este último recibiera un pelotazo, lo que condujo a una escaramuza que podría redundar en suspensiones y multas para ambos bandos.

Al final, no importó el incidente y los texanos fueron barridos en la serie de tres juegos por los Atléticos, cayendo a marca de 6-9 y a cinco juegos de diferencia de los californianos, que lideran el Oeste de la Americana con marca de 12-4 y llevan nueve victorias en fila.

“Esto está lejos de salirse de control”, le dijo el dirigente de los Astros, Dusty Baker, al USA Today. “No estamos jugando buen béisbol. Nos topamos con un equipo que está muy caliente. Posiblemente sean el equipo más caliente del béisbol. Si uno comienza a pensar que las cosas se están saliendo de control tal vez es hasta mejor no jugar”.

Este no fue el primer incidente en lo que algunos en Internet llaman el ‘Astros Revenge Tour’. El relevista de los Dodgers de Los Ángeles, Joe Kelly, recibió una suspensión de ocho partidos por lanzarle a la cabeza del antesalista Alex Bregman y luego provocar abiertamente al boricua Carlos Correa, en un incidente en que se vaciaron ambos bancos. Baker fue multado y Roberts, dirigente de los Dodgers, suspendido por un juego.

Estas cosas han llevado a jugadores como Josh Reddick a decir que no desean ser atacados a pelotazos por el simple hecho de usar el uniforme de los Astros.

“No queremos que nuestras espaldas sean blancos más grandes de lo que ya son”, dijo Reddick.

Los Astros han visto como las lesiones les dejan con nueve novatos en su cuerpo de relevistas, y cómo su as abridor, Justin Verlander podría no volver a lanzar en el 2020.

Además, su ofensiva, calificada en febrero como una de las mejores de las Mayores, ha confrontado problemas para lucir como lo hacía en el pasado.

Notable ha sido que sus temidos primeros tres bateadores han comenzado con una temporada malísima, que podría dejar a muchos pensando que tal vez el efecto de la ausencia de los infames zafacones en el dugout ha sido mayor que lo que se pensaba.

El jardinero de madre boricua George Springer, quien en su carrera tiene 36 jonrones abriendo la tanda de los Astros, incluyendo 12 en 2019 abriendo el juego como su primer bate, ha conseguido tres vuelacercas en el año, ninguno abriendo el partido, y bateaba para .182 tras los primeros 12 juegos de la abreviada campaña del 2020. Además se lastimó una muñeca, lo que podría restarle tiempo de juego.

El venezolano José Altuve, cinco veces ganador del Bate de Plata, bateaba para .182 antes de los juegos del lunes.
El venezolano José Altuve, cinco veces ganador del Bate de Plata, bateaba para .182 antes de los juegos del lunes. (Matt York)

Quien le sigue en el lineup, el cinco veces Bate de Plata, tres veces campeón bate de la Americana y ex Jugador Más Valioso, el venezolano José Altuve, increíblemente batea para .182 con 12 hits en 66 turnos en esos 15 partidos. La pasada semana tuvo un juego en el que se fue de 6-0.

Eso está muy por debajo de su promedio de por vida de .313, y medios señalan que es el peor inicio de temporada de su carrera.

Al antesalista Bregman, tercero en el lineup y dos veces All Star, le está yendo levemente mejor que a Springer y Altuve con promedio de .219, aunque no deja de ser desastroso para un bateador tan clave en el corazón de la alineación.

Michael Brantley había estado castigando la pelota para promedio de .438, pero ya bajó a .313 con 15 hits en 48 turnos, pero solamente ha podido remolcar seis carreras. Tiene un jonrón y cinco dobletes.

Junto a él, el santaisabelino Carlos Correa calladamente tuvo un buen comienzo de temporada con promedio de .400, aunque ha ‘bajado’ algo a .345 producto de 19 hits en 55 turnos. Dos vuelacercas y cuatro dobletes solo le han ayudado a remolcar seis vueltas para Houston.

Entre medio de ambos, el cubano Yulieski Gurriel ha hecho su trabajo con promedio de .271, 16 hits en 59 turnos, tres jonrones y cuatro dobles, pero solo ha remolcado siete carreras.

La pasada semana ante Arizona dominaban 4-0 a los Diamondbacks antes de que el pitcheo se desmoronara y permitiera la friolera de nueve carreras en la parte baja de la cuarta, camino a una derrota de 14-7. Este fin de semana fueron barridos por los Atléticos.

El pitcheo es otro tema, pues son muchos los equipos que han tenido problemas de personal en la campaña. Pero el bateo, el sello de marca de los Astros, debe despertar lo antes posible, así sea con un duro batazo a un zafacón que los despabile.