Tokio. Si usted cree que el uso de tecnología para robar las señales de un receptor es un escándalo novedoso que recién fue inventado por los Astros de Houston de las Grandes Ligas, usted debe conocer la siguiente historia.

El béisbol profesional de Japón vivió un escándalo similar hace unos 20 años atrás. Los japoneses, que reverencia el béisbol tanto como los americanos, ya caminaron por esa línea fina entre lo que es competir con honradez y con trampa.

En un caso ampliamente cubierto en el 1998, una cámara en el Fukuoka Dome fue descubierta por estar enfocada totalmente en el receptor. Oficiales del equipo Daiei Hawks –ahora los SoftBank Hawks– según reportes monitoreaban las señales del receptor del equipo contrario y le hacían llegar la información a fanáticos que supuestamente estaban en las gradas, quienes entonces le daban señal al bateador para indicarle el tipo de lanzamiento que iban a recibir.

En aquel entonces no habían golpes a zafaciones, como hicieron los Astros en el 2017 y 2018. En su lugar, el supuesto fanático en las gradas colocaría un megáfono que tenía en su mano frente a su cuerpo para indicar que el lanzamiento sería, por decirlo así, una recta, o lo colocaba hacia la derecha, para avisar que vendría una curva, y hacia la izquierda para dejar anticipar que recibiría un cambio de velocidad.

Una investigación del béisbol japonés no encontró ningún mal por parte de los Hawks, quienes eran dirigidos entonces por el líder jonronero de todos los tiempos del béisbol nippon, Sadahara Oh. Él tampoco fue directamente implicado en el caso.

Pero en base al asunto se estableció una regla que declaró ilegal el uso de tecnología electrónica para robar señales.

“La comisión que investigó el caso respondió que no pudo llegar a una conclusión certera del caso”, le dijo a The Associated Press Marty Kuehnert, un norteamericano quien ha sido el único extranjero en la historia del béisbol japonés en ser nombrado a un puesto de gerente general en la Liga Profesional de Béisbol de Japón. “La mayoría se quedó siempre con el pensamiento que el equipo sí estuvo robando señales. Pero no hubo penalidades y nada se probó –o al menos se dijo que nada pudo ser probado”.

Kuehnert ha trabajado en Japón por los pasados 40 años. Fue nombrado gerente general de los Rakuten Eagles cuando el equipo entró como uno de expansión y comenzó a jugar en la liga en el 2005. Fue despedido durante su primera temporada cuando el equipo tuvo una debacle similar a la de los Mets de Nueva York del 1962 al perder 11 juegos consecutivos. Ahora trabaja como oficial del equipo de baloncesto Sendai 89ers, un equipo que ubica en el norte de Japón.

El escándalo de los Astros no ha recibido mucha cobertura mediática en Japón, a pesar de que parcialmente exonera al lanzador japonés Yu Darvish. Éste lanzó en dos partidos de los Dodgers de Los Ángeles en la Serie Mundial del 2017, incluyendo el séptimo partido contra los Astros. En aquel partido no pudo completar dos entradas lanzadas castigado con ocho carreras limpias en la salida.

Un oficial de la Liga Profesional de Béisbol Japón –el equivalente de las Grandes Ligas en ese lado del mundo– dice que la liga no ha tenido nunca un problema de robos de señales utilizando tecnología. El oficial que declinó dar su nombre porque no está autorizado a hablar, no ofreció ningún otro detalles.

Kuehnert, quien ya no está trabajando en el béisbol japonés, sospecha que como quiera todavía existen algunas estrategias para robar señales.

“Si aquí lo descubren será solo por las personas que están involucrados”, opinó Kuehnert.

Este además dijo que pocas personas fueron sorprendidas por lo que descubrió la investigación contra los Astros; el robo de señales es algo tan viejo como el béisbol mismo.

“Creo que lo chocante del caso fue lo arcaico que fue el sistema de avisar el lanzamiento dándole golpes a un zafacón”, indicó. “O sea, da hasta ganas de reir la forma en que lo hacían”.

El peor escándalo en la historia del béisbol en Japón tuvo ocasión principalmente entre el 1967 y 1970 cuando se arreglaron ciertos resultados para cumplir con propósitos de apostadores. Por ello fueron expulsados del juego una docena de jugadores.

Y tan solo hace cuatro años atrás un lanzador de los Yomiuri Giants, el equipo más popular de Japón, fue suspendido por apostar a juegos. En ese caso no hubo sospecha de que los juegos fueran arreglados.

En Corea del Sur, la Organización de Béisbol de Corea usa repeticiones de vídeo para analizar jugadas cerradas, pero los dirigentes no pueden usar un monitor de televisión para decidir si solicitarán que la jugada sea revisada. En su caso tiene que utilizar la intuición, no artefactos electrónicos. Los únicos monitores permitidos en los dugouts tiene que estar enfocados en los bullpens para poder monitorear el trabajo de los lanzadores que se estén preparando.

En el 2018, los LG Twins de Corea fueron multados por $17,250 por poner una hoja de papel en una pared del dugout diciendo cuáles eran las señales del receptor del equipo contrario. La liga de Corea dice que los Twins han sido el único equipo disciplinado en la liga por robar señales. Los Twins dijeron entonces que los avisos de las señales estaban destinados para el beneficio de los corredores para intentos de robos de bases, y no para ayudar a los bateadores.

Tomoya Satozaki, un exreceptor de los Chiba Lotte Marines en Japón, dijo que el robo de señales ha sido también común en el béisbol de escuelas superiores. El torneo de verano de escuelas, también conocido como “Koshein” es tan popular como el March Madness y el Final Four del baloncesto de la NCAA en los Estados Unidos.

Satozake dice que los lanzadores y receptores están cada año buscando como hacer más complejo su sistema de señales.

“Pero con el uso de la tecnología, eso se convierte en una batalle sin final”, dijo en su canal de YouTube. “Creo que la única forma de solucionar esto es dejando atrás el uso de señales físicas, y que sean solo audibles, entre el dirigente, receptor y el lanzador. La tecnología está ahí para permitirlo. Ya la usan los quarterbacks en la NFL, donde reciben las instrucciones directamente a su casco desde el banco”.