Los Gigantes de Carolina perdieron un séptimo juego de la serie final de la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente (LBPRC) 2-1 ante los Indios de Mayaguez y con dos outs en la baja de la novena, tuvieron un corredor en tercera base.

En otras circunstancias, la organización carolinense estaría devastada, hecha pedazos por no haber conseguido ese campeonato, que hubiese sido el tercero de su historia y el primero desde el 2007. Pero realmente en Carolina el ambiente es todo lo contrario.

“Cuando yo llegué a Carolina, yo tenía un sueño”, explicó el administrador de los Gigantes, Javier Hernández. “Yo estuve en Manatí (con los Atenienses) y Carolina es muy diferente. El sueño era ver ese parque Roberto Clemente Walker, de mi héroe nacional, lleno a capacidad. El primer año de cierta manera cumplimos la misión porque entramos a una semifinal y al menos clasificamos, así que el próximo paso era tratar de ganar un campeonato”.

“Esta temporada para mí fue una experiencia que no tengo ni palabras para explicártela por lo feliz que me siento de ver ese parque como se llenó”, continuó Hernández. “Que logramos sacar de su casa al fanático de Carolina y de pueblos limítrofes que había desaparecido. Lo logramos enamorar para que volviera a disfrutar de la LBPRC”.

Hernández rescató a los Atenienses de Manatí para la campaña de 2019-20, y en la campaña 2021-22 se trasladó a Carolina como administrador del equipo que sigue siendo responsabilidad del municipio. En su traslado, se llevó a José Molina como su dirigente y colocó a Pedro Hernández como su gerente general. En su primer año, fueron dirigidos por Molina y llegaron a semifinales.

Hasta que llegó la temporada del 2022-23.

“Me sentí muy orgulloso de que hicimos una serie final extraordinaria. Fue una serie de hermandad. José Feliciano (propietario de los Indios) y yo desde el primer día hablamos de que queríamos hacer algo por Puerto Rico y vimos que los juegos se fueron llenando más y más. Todos fueron emocionantes y aún en el último juego teníamos hombre en tercera y perdimos por una carrera, así que batallamos hasta el final”, dijo Hernández.

Aunque reconoció que los Gigantes no son un equipo con la magnitud de otras organizaciones, alabó el trabajo hecho durante todo el año, en especial el del gerente general.

“Todo el mundo quería saber qué íbamos a hacer cuando se fueran los (refuerzos) japoneses, y nos preparamos para eso. Se fueron los japoneses, pero trajimos a Eduardo Rivera, que casi logra un ‘no hitter’ contra Santurce; trajimos a José Fuentes, el venezolano, que hizo el relevo larguísimo para ganar el juego decisivo (ante los Cangrejeros); trajimos a Anderson Feliz por (Adeiny) Hechavarría, que sabíamos que se tenía que ir; trajimos a Jonathan Bermúdez, quien no había jugado en esta liga”, continuó.

“Pero la mejor contratación que hicimos fue la de Edwards Guzmán como dirigente. Él demostró que tendremos dirigente para muchos años. Hizo un gran trabajo y nos sentimos muy orgullosos de haberle dado su primera oportunidad como dirigente”, afirmó sobre el piloto, que tiene un acuerdo de dos temporadas, por lo que regresará en la campaña 2023-24.

Hernández detalló que el plan en Carolina era reestructurar el equipo buscando nuevos héroes jóvenes que puedan darle continuidad al proyecto de los Gigantes durante al menos el próximo lustro. Y los jugadores jóvenes no le hicieron quedar mal.

El séptimo juego de la final se jugó ante más de 11,000 fanáticos en Carolina.
El séptimo juego de la final se jugó ante más de 11,000 fanáticos en Carolina. (José Rodríguez)

“Vamos encaminados a eso. Tú te coges a Gabriel Cancel, que no jugaba en Santurce; Jonathan Rodríguez, que va a ser Grandes Ligas; Brian Navarreto; Jan Hernández es un jugador joven aunque parece veterano; Brian Torres es joven; y nuestro cuerpo monticular es joven. Tenemos jugadores que no pudieron jugar este año”, dijo. “Y fui a una actividad y vi a un niño haciendo el ‘wind up’ como José Espada (cerrador de los Gigantes). Eso es lo que estamos buscando y eso es lo que queremos”, indicó.

La fórmula, según dijo, será mezclar ese talento joven en desarrollo con los importados, como por ejemplo, Hechavarría, quien según Hernández pidió regresar la próxima campaña, y con los lanzadores japoneses, que también regresarán para la próxima campaña. Igualmente, existe un acuerdo con los Pirates de Pittsburgh para suplir jugadores que también continúa en pie.

Por lo pronto, Hernández prefiere mantener el acuerdo con el municipio de Carolina tal y como está al momento, como administrador, pero dijo que en un futuro le gustaría cambiar el arreglo. Y ahora con un subcampeonato en las manos, desde febrero comenzará con un agresivo plan de mercadeo para seguir convirtiendo carolinenses en fanáticos y que lo logrado este año se mantenga.

“Lo que queremos es que, si ya los enamoramos (a los fanáticos) sigamos por ahí pa’bajo como un matrimonio. Me siento tan contento de ver los niños y las familias completa de vuelta en el parque. Yo soy de Vega Baja y vivo en Manatí, pero yo me paro en cualquier lugar en Carolina, me reconocen y me felicitan por el trabajo hecho. Ver ese parque lleno y que el béisbol puertorriqueño está renaciendo para mí es la mayor felicidad”, finalizó Hernández.