No solamente para los fanáticos que descubrieron el Clásico Mundial de Béisbol en el 2023 el evento que concluyó el martes en el loanDepot Park de Miami fue un torneo espectacular.

Los boricuas Carlos Delgado y Edwin Rodríguez, posiblemente entre muchas otras figuras del béisbol del patio, se disfrutaron esta edición desde otro punto de vista –fuera del terreno- y opinaron que fue un muy buen torneo y un gran producto el que produjeron World Baseball Classic Inc. y Major League Baseball.

“Fue un gran torneo”, dijo Delgado de entrada. “Había mucha emoción. Yo tuve la oportunidad de participar en las primeras cuatro ediciones, dos como jugador y dos como coach, y en esta ocasión fui a Miami a la primera ronda. El ánimo allí era espectacular”.

“Siempre voy a decir que es más emocionante cuando estás en el terreno. No hay emoción más grande que cuando estás allá adentro y sientes la energía de los fanáticos. Tuve el honor y privilegio de participar en los dos que fuimos subcampeones, como coach, y esa emoción es brutal”, agregó.

Pero reconoció que después de ver el partido entre República Dominicana y Puerto Rico, la energía lo atrapó, al punto de que cuando regresó a la Isla desde su casa vio completo el encuentro entre México y Japón y que no se perdió un pitcheo de la final entre Japón y Estados Unidos, pese a que reconoce que no es persona de ver partidos completos.

Opinó que la calidad de jugadores que hubo sobre el terreno, además de la composición demográfica de Miami, hizo que el producto final fuese llamativo para el fanático.

Edwin Rodríguez y Carlos Delgado.
Edwin Rodríguez y Carlos Delgado. (Archivo)

“Me imagino que en el próximo habrá más gente que quiera jugar porque oyes o lees los comentarios de (Mike) Trout, de (Paul) Goldschmidt, de Nolan Arenado, de (JT) Realmuto que dicen ‘oye… quién preferiría estar en spring training cuando uno puede estar aquí’. Trea Turner comparó el torneo con la Serie Mundial. Y vimos a (Shohei) Ohtani, que parecía un nene chiquito el martes corriendo de lado a lado, fue al bullpen, tiró a 102 millas, bateó… esas cosas podrían hacer más atractivo el producto”.

Rodríguez, quien habló desde México, donde trabaja como dirigente de los Acereros de Monclova, aclaró que su opinión podría estar prejuiciada por sus participaciones con Puerto Rico, pero precisó que en esta ocasión entiende que el tener una sede fija como Miami pudo haber ayudado mucho al éxito de esta edición.

“Fue en Miami y desde la primera ronda fue en el mismo sitio. Creo que tuvo que ver mucho también. Nosotros (en 2017) estuvimos en Guadalajara (México), en San Diego y la final en Los Ángeles. Yo creo que con eso no había como una base para el fanático”, explicó.

“Esta vez, sabías que si llegabas a Miami desde el primer día ahí se iba a quedar hasta la última ronda. Eso ayudó a las asistencias al estadio”, agregó. “El que no reside en Estados Unidos, volaba de Santo Domingo, volaba desde San Juan… era bien accesible asistir a esa sede”.

En la opinión del primer dirigente boricua en las Grandes Ligas, en esta edición la diferencia la hizo Venezuela, que no consiguió avanzar a la segunda ronda en el 2013 y que en el 2017 avanzó a duras penas con un partido de ‘tiebraker’ y perder todos los partidos de segunda ronda.

“Mi opinión es desde una perspectiva ‘biased’. Si me preguntas cuál fue el mejor, te diría que los dos en que llegamos subcampeones fueron mejores. Pero como espectáculo, como fanático viendo el torneo, creo que sobrepasó el atractivo de pasados clásicos, y el tener una sede casi permanente tuvo mucho que ver”, dijo Rodríguez.