Luego de que se conociesen hace poco más de un año, Matino, como apodan al hermano del fenecido pelotero boricua, y Alomar, han entrado en un tipo de relación y de admiración mutua en la que el expelotero se nutre de una conexión directa con la sangre de Clemente y aprende, mientras que el otro, quien con 91 años ha visto mucho béisbol en su vida, ha encontrado amistad en el salinense, a quien no teme comparar con su hermano.

“Para mí es algo muy emocional. Yo no lo conocía. Sabía de Roberto Clemente por los documentales, la televisión, por su nombre. Y yo creo que para todos nosotros en Puerto Rico ese nombre es algo único”, explicó Alomar.

Relacionadas

“Tuve la oportunidad de conocer a Matino y a su familia, y me invitaron a su hogar. Lo que allí vi fue algo impresionante. Conocí más de Clemente. Le pregunté cuál era su sueño, y aquí estamos. Cumpliendo la palabra que le di a él y a su familia de que los iba a traer”, expresó el integrante del Salón de la Fama desde el 2011. 

“Y no quiero ni elogios ni nada”, estableció.  “Lo hice porque fue algo que sentí. Y aquí estamos disfrutando de este día”.

Pero luego de lo que hizo el jugador electo 10 veces al Juego de Estrellas, de llevarle a él y a toda su familia a Cooperstown, agradecimiento es lo más que tiene Matino entre sus manos.

“Tengo que agradecerle a él, que me dijo que me iba a traer al Hall of Famepara que lo viera. Y no me dijo que viniese para ver la (placa) de él. Me dijo que viniéramos a ver la representación de Roberto (Clemente). Este tipo es igualito que el hermano mío. Bueno… se llama Roberto. Él nunca me habla de sus hazañas. Es un tipo sincero. Yo perdí un hermano, pero conseguí un amigo que es mi hermano a la vez, que es Roberto. Lo quiero mucho”, expresó Matino.

Y es cierto que el día se trataba de los Clemente. Pero cuando uno entra al Salón de la Fama de Cooperstown escoltado por un Hall Of Famer como Alomar, son muchas las cabezas que giran para mirar, pedir una  foto o  una firma.

Y aunque a Alomar se le ve tranquilo al llegar a Cooperstown, igual se le ve como si no se acostumbrara.

“Venir aquí, estar aquí y ver esa placa es un orgullo porque no solamente me representé a mí, sino a mi familia y a Puerto Rico. Es un gran orgullo estar en el grupo de los mejores peloteros que han jugado el béisbol”, manifestó Alomar al preguntársele sobre cómo se sentía al entrar en tierra de inmortales.

“Lo más que me impresiona son los nombres y las personas que están aquí. Es impresionante. Y ser uno de ellos es algo que uno nunca se lo imagina”, concluyó Alomar.