JUPITER, Florida  — Incluso antes de que arrancara la primera rutina de ejercicios en los entrenamientos de primavera, el cerrador A.J. Ramos de los Marlins de Miami sintió la ausencia de José Fernández... y su presencia.

Ramos se quedó un poco más en el camerino y tuvo que correr para llegar a tiempo a los estiramientos. Estuvo a punto de que lo multaran.

"Casi llego tarde", señaló. "Justo después de que acabara de batear, José me habría estado gritando. Podía escuchar su voz".

Los Marlins ingresaron a una nueva fase de duelo el martes cuando los pitchers y los catchers se reportaron a los entrenamientos de primavera. Miami cuenta con cinco lanzadores nuevos, una nómina más cara de lo usual y muchas esperanzas de poner fin a una sequía de 13 años sin avanzar a la postemporada, pero gran parte de la conversación antes y después de los ejercicios giró en torno al trágico vacío que el equipo sentirá toda la campaña.

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El carismático as cubano de Miami y dos compañeros fallecieron al estrellarse la lancha en que viajaban una semana antes de que concluyera la temporada de 2016. El paso de los meses invernales ayudó a mitigar el dolor, pero fue insuficiente.

"No creo que uno sane completamente de perder a alguien de esa forma", señaló Ramos. "Simplemente le hace frente".

Los Marlins portaban parches que traían su número 16 en la parte delantera de sus uniformes en memoria de Fernández, tal y como lo harán toda la campaña. Se están elaborando planes para honrarlo en la jornada inaugural y en el Juego de Estrellas, que se disputará en el Marlins Park.

"Una de las últimas cosas de las que hablamos", dijo el presidente del equipo David Samson con un brillo en la mirada, "era que él fuera titular en el Juego de Estrellas del 11 de julio en Miami".

El manager Don Mattingly y sus jugadores hablaron de honrar a Fernández de aquí en adelante procurando desempeñarse con el mismo entusiasmo con que él lo hacía.

"La imagen en la que me gusta pensar es en la de José el niño", afirmó Mattingly. "La forma en que jugaba era con esa alegría que uno tiene cuando comienza a jugar. Eso es realmente especial. A uno le gustaría que sus muchachos tengan ese sentimiento".

El casillero de Fernández en el Marlins Park permanecerá vacante, dijo Samson, parte del esfuerzo del equipo por alcanzar un equilibrio entre honrarlo como se merece y la necesidad de seguir adelante con el béisbol.

Entre los que trataban de darle la vuelta a la página el martes estaba Jeffrey Loria, que se encontraba en un carrito de golf mientras observaba el principio de los entrenamientos de primavera probablemente por última vez como propietario del equipo. Está en negociaciones para venderlo, lo que le añade un toque de incertidumbre al panorama de la franquicia este año.

Loria no quiso hablar con los reporteros, y los jugadores tuvieron poco que decir sobre una posible venta.

"No afecta la forma en que jugamos", dijo el jardinero Christian Yelich. "Si se vende no recibimos nada del dinero".