Amigos, conocidos y admiradores de Orlando “Peruchín” Cepeda no querían esperar hasta después de su partida para darle en vida todo merecido reconocimiento.

Por ello, el Museo de Deporte en Guaynabo recibió el sábado a Cepeda para que estuviera presente en una tertulia centrada en lo que fue su recorrido histórico como pelotero profesional en Estados Unidos y Puerto Rico. Cepeda disfrutó de una fructífera carrera de 17 años en Major League Baseball (MLB) donde fue reconocido como Novato del Año (1958) de la Liga Nacional y, a su vez, Jugador Más Valioso (1967).

Cepeda fue favorecido de manera unánime para ambos galardones. Albert Pujols, Frank Robinson y Mike Trout son los otros tres en recibir dichas distinciones en la historia de MLB.

Participó en tres Series Mundiales y fue escogido 11 veces para participar en el Juego de Estrellas. En 1999, fue exaltado al Salón de la Fama de Béisbol por el Comité de Veteranos. De esa manera se unió a Roberto Clemente en el recinto.

Pero más allá de sus logros dentro del terreno de juego, Cepeda fue una figura transcendental por haber jugado en Atlanta cuando estaban en vigor las leyes Jim Crow que auspiciaban la segregación racial en los estados del sur.

Orlando Cepeda es una figura que resalta en el pabellón imaginario de los puertorriqueños en cuanto al deporte de refiere. Orlando es un ídolo humano. Es un ídolo donde los puertorriqueños y puertorriqueñas nos podemos mirar con nuestra virtudes y nuestras flaquezas. Tengo un mantra que me ha servido bien y siempre digo ‘hay que seguir’. Una vez me preguntaron de dónde salió y decía que una de las figuras que siempre me ha inspirado en Orlando Cepeda”, compartió Nestor Duprey, profesor universitario y ferviente seguidor del béisbol.

“El mejor homenaje que nos deja Orlando Cepeda es demostrando que en la vida hay que seguir. Me parece que cuando se escribe la historia del béisbol de Puerto Rico en Puerta de Tierra antes que llegaran los norteamerinos, habrá que sacar muchas páginas para contar no solo las estadísticas, no solo los galardones, sino el más grande que tiene Orlando Cepeda que es su compromiso consigo, lo mejor de si y lo mejor de la humanidad”, agregó.

Además de Duprey, el escritor Jossie Alvarado llevó a los presentes a un viaje por el tiempo. Presentó un vídeo que realizó durante una travesía a Kokomo, Indiana, donde Cepeda llegó en tren para dar sus primeros pasos como pelotero profesional hasta llegar a Major League Baseball con los Giants de San Francisco. También jugó para los Cardinales de San Luis, Braves de Atlanta, Athletics de Oakland, Red Sox de Boston y Royas de Kansas City.

Cepeda no entendía el idioma inglés y tampoco lo pronunciaba, pero su tenacidad dentro y fuera del lo hizo demoler algunas barreras junto a Roberto Clemente, quien ya estaba caminando hacia su eventual inmortalidad.

“Vivo agradecido por el apoyo y vamos hacia adelante”, dijo Cepeda, de 84 años, quien está en una silla de ruedas.