Roberto y Sandy Alomar recuerdan el legado que dejó su padre más allá del béisbol: “Era de pueblo”
Figuras como Carlos Delgado, Bernie Williams, Alex Cora asistieron al Teatro de la Centenaria Escuela Luis Muñoz Rivera de Salinas para despedirse de Santos.
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Salinas. Roberto Alomar fue el primero en recibir el lunes la triste noticia del fallecimiento de su padre, Santos Alomar, a los 81 años. El exjugador de las Grandes Ligas se encontraba en una silla de un puesto rodante de venta de billetes de la Lotería de Puerto Rico en su natal Salinas que solía visitar a diario al momento de su muerte.
Ese era Santos Alomar, patriarca de una dinastía deportiva que, a pesar de ser un referente del béisbol puertorriqueño, compartía con su gente a menudo, sin importar su estatus social.
El jueves cientos de sus compueblanos, incluyendo a figuras como Carlos Delgado, Bernie Williams, Alex Cora, Juan “Igor” González, Carmelo Martínez, Luis “Mambo” de León y Jesús “Motorita” Feliciano, abarrotaron el Teatro de la Centenaria Escuela Luis Muñoz Rivera de Salinas para darle un último adiós.
“Hemos recibido tantos mensajes de parte de muchas personas: amigos, amistades, familia, el pueblo de Puerto Rico… Nos sentimos tristes, pero también estamos contentos de que mi padre dejó un legado en Puerto Rico y su pueblo natal, Salinas. Era bien querido”, dijo Roberto en un aparte con la prensa junto a su hermano, Sandy, antes de dar inicio a los actos protocolares y religiosos del velatorio.
“Su muerte no fue dolorosa. Estaba sentado haciendo lo que siempre hacía en su pueblo. Yo fui el primero que recibió la llamada y después llamé a mi hermana, Sandia. Fue bien doloroso para mi hermana y todos nosotros, pero estamos aquí y agradezco el apoyo que le han dado a mi padre”, continuó.
Sandy, por su parte, compartió que la parte más difícil de este proceso fue encontrarse en Estados Unidos cuando le informaron que su padre había fallecido a solo horas de hablar con él por videollamada.
“Yo acababa de hablar con él por el teléfono en FaceTime y mi papá se veía normal. Son cosas de la vida. No pensábamos que se nos iba a ir tan rápido por la manera que se veía, pero a veces Dios tiene planes distintos para todos nosotros. Hoy estamos aquí y mañana estamos en el otro lado”, relató Sandy.
Santos debutó en las Mayores en 1964 con los Braves de Milwaukee y estuvo en el equipo cuando se mudó a Atlanta, ciudad donde todavía juega la franquicia. También vistió el uniforme de Mets de Nueva York, White Sox de Chicago, Angels de California, Yankees de Nueva York y Rangers de Texas a lo largo de su carrera como pelotero profesional, pero su aportación al béisbol no terminó ahí.
Una vez culminó ese capítulo, incursionó en uno nuevo como dirigente y tuvo la oportunidad de trabajar con organizaciones como los Mets, Cubs de Chicago, Rockies de Colorado y Padres de San Diego.
Del mismo modo, dirigió a la primera novena que representó a Puerto Rico compuesta por jugadores profesionales en un torneo avalado por la Federación Internacional de Béisbol celebrado en Panamá y estuvo al mando de Ponce, Caguas, Santurce y San Juan.
“Era una persona bien sencilla”
Pero, aunque tuvo todos estos logros, sus hijos lo recuerdan como un padre ejemplar que dio la milla extra por ellos hasta su último suspiro.
“Mi papá era de pueblo. Era una persona bien sencilla. ¿Tú sabes qué es lo que yo me llevo de él? Nos enseñó a ser humildes. La humildad de mi papá lo hizo bien grande. Era bien familiar y era loco con todos sus nietos. Eso a nosotros nos enseñó cómo ser un buen papá y cómo ser un buen ser humano. Lo que nos enseñó de la pelota para nosotros es secundario”, compartió Roberto.
“La disciplina y el amor al prójimo que nuestro padre nos enseñó es de primera. A veces nos entrenaba a nosotros y también a otros peloteros que jugaban las mismas posiciones, sin importar si esos peloteros nos iban a quitar nuestro trabajo. Siempre fue una persona motivadora y de fe. De ahí fue que yo aprendí a cómo ser un compañero de equipo”, comentó, de otro lado, Sandy.
Santos fue exitoso como pelotero y dirigente, pero su legado más grande fue la semilla que sembró en sus dos hijos. Ambos dejaron su huella en las Grandes Ligas. Roberto, considerado el mejor segunda base puertorriqueño en la historia, es un inmortal del Salón de la Fama del Béisbol y un dos veces campeón de la Serie Mundial, mientras que Sandy es un ganador de Guante de Oro y fue seleccionado seis veces para el Juego de Estrellas.
“Mi papá era bien trabajador. Era bien fuerte en cuanto a la disciplina y, gracias a los consejos que él nos dio, pudimos lograr muchas cosas lindas en el béisbol… Nosotros tuvimos la oportunidad de verlo jugar por muchos años y siempre jugaba duro. Era fogoso, como decían los peloteros, y nos enseñó a nosotros cómo se jugaba el béisbol”, sostuvo Roberto.
Santos impulsó la adquisición de RA12
El miembro del pabellón de los inmortales en Cooperstown confesó que adquirió el equipo RA12 de la Liga de Béisbol Profesional Roberto Clemente (LBPRC) por su padre, quien siempre buscó la manera de ayudar a las jóvenes promesas del país a alcanzar lo que sus hijos lograron en las Mayores.
“Yo le quería dejar saber al pueblo de Puerto Rico que la razón por la cual tengo a mi equipo fue por él. Mi padre fue quien me dio el consejo de ‘cómo podemos ayudar a la juventud’. Así fue que empezó el equipo de RA12. Ese legado yo lo tengo que seguir para cumplir el sueño de él hasta donde más yo pueda”, admitió Roberto, quien descontinuó el año pasado a RA12 para revivir a los Senadores de San Juan.
La novena de la capital terminó la temporada regular de la LBPRC con marca de 21-19 y avanzó hasta la final del torneo, donde cayó en seis juegos ante los Indios de Mayagüez, una experiencia que Santos disfrutó de principio a fin.
“Nosotros, como familia, celebramos las victorias y las derrotas, pero el año pasado fue un año bien impresionante para nosotros porque empezamos en cero y terminamos segundos. Fue una temporada muy positiva y por eso es que quiero seguir el legado. Hacerle ese sueño realidad a mi padre me llena de mucha emoción”, afirmó Roberto.
Santos hubiese cumplido 82 años este domingo y, aunque ya no está con nosotros, la familia Alomar celebrará su vida confiados de que estará junto a ellos en espíritu. “El cumpleaños de él era el 19 de octubre. Se lo tenemos que celebrar. Ya no está con nosotros, pero lo estará en espíritu”, concluyó el dueño de los Senadores.
Los servicios, a cargo de la Funeraria El Roble, se reanudarán el viernes a las 9:00 a.m., y el cortejo fúnebre partirá a las 12:00 p.m. hacia el Cementerio Municipal de Salinas.