Una de las cosas que la crisis por la pandemia de coronavirus nos ha privado de ver lo son las celebraciones que se desarrollarían a lo largo y ancho del béisbol en conmemoración del centenario de las llamadas Ligas Negras, una idea que a principios del siglo 20 comenzó a operar y se convirtió en el vehículo para que los afroamericanos y los latinoamericanos se abrieran las puertas al béisbol de las Grandes Ligas como lo conocemos hoy día.

Las Ligas Negras tienen una doble importancia en la historia del béisbol. Primero, su creación en medio de una época de la más férrea segregación racial ayudó a cambiar poco a poco el panorama de la sociedad estadounidense y por otro lado, contribuyó a expandir el béisbol por América Latina, especialmente en el Caribe y México.

“Ellos los que querían demostrar, de forma organizada, era que tenían el talento para enfrentar a peloteros de Grandes Ligas, y lo lograron”, dijo el escritor e historiador de béisbol, Jorge Colón Delgado, quien ha trabajado el tema a través de sus estudios sobre el béisbol boricua.

“El afroamericano pudo demostrar sus cualidades como pelotero poquito a poquito algo que dio fruto en el 1947 con la llegada de Jackie Robinson a las Grandes Ligas”, agregó.

Irónicamente, el momento cumbre de las Ligas Negras fue el inicio de su caída, pues con la integración de un negro como Robinson a los Dodgers de Brooklyn, la puerta se abrió para otros y las Ligas Negras, que ya habían cumplido con su propósito, paulatinamente cayeron en un estado de obsolescencia que eventualmente les vio desaparecer como una liga competitiva a mediados de la década de los 60.

Aunque se reconoce como su fecha de fundación el 13 de febrero de 1920, la realidad es que antes, ya desde el 1862, existe evidencia de afroamericanos que jugaban en ligas solo para negros y que funcionaban de manera independiente y algo desorganizada.

No fue hasta 1920, cuando Andrew ‘Rube’ Foster, considerado como uno de los mejores lanzadores de las primeras décadas del siglo 20, organizó la National Negro League, la primera liga organizada de este tipo.

Con la creación de la entidad en el edificio de la YMCA en Kansas City, el béisbol contó con un nuevo torneo de ocho equipos paralelo a Major League Baseball que integraba contratos, itinerario e incluso tenían que jugar todos los partidos programados.

Según Colón Delgado, el talento era suficiente. Tanto así que además de la National Negro League fue tan solo la primera de ocho ligas similares que surgieron después, y las que florecieron en las décadas del 30 y del 40, antes de que el logro de Robinson pusiera a MLB a buscar jugadores de esas ligas.

Otro hecho que resaltó el historiador es que junto a los afroamericanos se le comenzó a abrir la puerta a los negros latinoamericanos, incluyendo a los puertorriqueños.

Es así que llegaron las ligas Negras figuras boricuas como Emilio ‘Millito’ Navarro, José ‘Pantalones’ Santiago, Francisco ‘Pancho’ Coímbre, Roberto Vargas, Tomás ‘Planchardón’ Quiñones y el recordado aguadillano Luis ‘Canena’ Márquez.

Buck O’Neill, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, posa con su estatua en el Salón de la Fama de las Ligas Negras en Kansas City. Archivo / AP
Buck O’Neill, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, posa con su estatua en el Salón de la Fama de las Ligas Negras en Kansas City. Archivo / AP (CHARLIE RIEDEL)

Y de paso, abrió un intercambio para que destacados jugadores de las ligas Negras, como Satchel Paige, Willard Brown, Bob Thurman, Buster Clarkson, Raymond Brown y Buck Leonard, entre muchos otros, vinieran a partir de 1938 a participar de la pelota invernal boricua, donde siempre fueron bien recibidos y donde algunos hasta hicieron historia.

En la Isla era tratados como seres humanos

“Ellos vinieron al Caribe y a Puerto Rico, pero gracias a los latinos, con el trato que le dimos, quisieron repetir la visita porque aquí se les trataba como seres humanos. Siempre se habla de las grandes hazañas de esos jugadores en Puerto Rico, pero no se habla de cómo Puerto Rico aportó a las ligas Negras, y esa fue la aportación”, sostuvo Colón Delgado.

De hecho, es una teoría de Colón Delgado que la llegada de los latinos a las ligas Negras, pese a que aumentó la competitividad de las ligas, comenzó a provocarle problemas a los afroamericanos pues ahora no solo tenían que batallarse entre ellos para ser el próximo reclutado por un equipo de las Grandes Ligas.

Incluso, según Colón Delgado, la importancia de las ligas Negras es tanta que está convencido de que si el béisbol siempre hubiese sido uno integrado, el curso del béisbol de las Mayores hubiese sido muy distinto.

“Babe Ruth no hubiese bateado 714 jonrones, porque hubiese sido una pelota más competitiva. Hubiese dado muchos jonrones, pero nunca 714”, manifestó Colón Delgado.

“De eso casi nadie habla, pero la historia hubiese sido muy diferente. Por eso creo que se deberían separar los números entre la época de la segregación y la época de la integración, porque tal vez no tendríamos historias fantásticas como las de Roger Hornsby, o Jimmie Foxx o Lou Gehrig”, opinó.

En el proceso, que también provocó polémicas, el béisbol de las Mayores tuvo que reconocer el talento producido por las ligas Negras y desde 1971 comenzó, con Paige, a incluir a afroamericanos de las ligas Negras en Cooperstown.

Después de Paige entraron nombres como Buck Leonard, Josh Gibson, el ídolo de Roberto Clemente, Monte Irvin, Cool Papa Bell, Willie Mays, Martín Dihigo, Hank Aaron y por supuesto, Jackie Robinson.

“Por esto es que es importante preservar la historia”, dijo Colón Delgado. “En tiempos como este, que no tenemos deporte, podemos mantenernos hablando del béisbol y de sus figuras, y ellos siguen vivos mediante artículos, websites o videos, y podemos seguir la discusión”.