En la tarde del 6 de abril del 1973, el estadio Three Rivers de Pittsburgh se llenó como nunca antes en la historia de esa instalación que también albergaba a los tradicionales Steelers de Pittsburgh del football NFL.

Asistieron 51,695 fanáticos, un récord para el estadio de tres años de historia aquel entonces.

Era el día inaugural de los Piratas en la temporada del 1973, éste ante los Cardenales de San Luis, que tenían ese día en la alineación a tres futuros miembros del Salón de la Fama, el veloz derecho Bob Gibson, el rápido Lou Brock y el futuro estelar dirigente Joe Torre.

Pero muchos de los 51,000 fanáticos que estaban allí esa tarde se dieron cita para presenciar la ceremonia prejuego del retiro del número 21 del Astros Boricua, Roberto Clemente, quien había muerto tres meses antes en Carolina en el histórico accidente aéreo que abordó en el día de la Despedida de Año para llevar ayudas a las víctimas de un terremoto que afectó semanas antes al país de Nicaragua, un evento que había marcado mucho dolor esa ciudad y el mundo del béisbol.

“Sin duda, muchos estaban presentes para aquella melancólica y saca-lágrimas ceremonia que honraba a Clemente”, escribió aquella tarde el periodista Gregory H. Wolf en un artículo titulado ‘Falta algo: Clemente en el jardín derecho por los Piratas’.

Aquello estaba parapelos, lleno a capacidad, cuando aquello nunca se llenaba

-Fernando González

También presentes en el partido había un grupo de peloteros boricuas en ambos equipos. Además del recuerdo de Clemente, con los Piratas estaban ese día el fenecido relevista veterano Ramón ‘Mon’ Hernández. De hecho, el carolinense tiró la novena entrada del partido de inauguración y se anotó el rescate de la victoria 7-5 de los Piratas.

También estaba el arecibeño, jugador de cuadro y jardinero, Fernandito González, entonces de 21 años, fresco en las Grandes Ligas luego de su debut el 15 de septiembre previo.

“Aquello estaba parapelos, lleno a capacidad, cuando aquello nunca se llenaba”, recordó González en días recientes a Primera Hora.

Los dos equipos se dividieron en la línea de primera y tercera base para la inauguración y la ceremonia del retiro del ‘21’, que fue representado por su familia, su esposa Vera y los tres hijos de la pareja, Roberto, Luis y Enrique, así como la señora madre del Astro Boricua, doña Luisa Walker de Clemente, escribió Wolf.

Fue emocionante. Imagínate. Como todo puertorriqueño, nosotros también éramos peloteros que admirábamos a Clemente. No nos perdimos ni un minuto de todo lo que pasó y de todo lo que dijo la gente

-Luis 'Torito' Meléndez

Un letrero en el verja del jardín derecho del estadío leía 'Gracias Roberto… nunca olvidaremos a El Grande’

Alineados frente a los Piratas estaban los Cardenales, que incluían al arroyano José ‘Cheo’ Cruz, quien bateó tercero en la alineación y jugó jardín central ese día de inauguración, así como al aiboniteño Luis ‘Torito’ Meléndez, quien tuvo un turno de emergente en el partido y cogió base por bolas.

“Fue emocionante. Imagínate. Como todo puertorriqueño, nosotros también éramos peloteros que admirábamos a Clemente. No nos perdimos ni un minuto de todo lo que pasó y de todo lo que dijo la gente”, recordó Meléndez a Primera Hora.

González dijo que, incluso, se escuchó La Borinqueña por los altoparlantes en la ceremonia, y que su mente hizo un viaje memorial desde cuando fue mascota de los Lobos de Arecibo, de cuando fue ver a Clemente en el Sixto Escobar, hasta cuando Clemente fue el primero que lo recibió en el estadio de Pittsburgh el día de su debut en Grandes Ligas y se aseguró que el clubbie de los Piratas le consiguiera al roockie todo el equipo necesario para jugar.

“Estaba pensando en todo eso porque hicimos una buena amistad”, recordó.

El 21 fue el cuarto número que los Piratas retiraron en su historia, la que data desde el 1882.

De paso, las Grandes Ligas aprovechó la ceremonia, record Wolf, para entregar a doña Vera el Guante de Oro número 12 que se ganó Clemente por su excelencia defensiva en la temporada del 1972, cuando no cometió errores en 812.2 entradas y 199 oportunidades.

No faltó un honor que le hizo ese día a Clemente su amigo, el receptor panameño de los Piratas, Manny Sanguillén, quien cubrió el jardín derecho de los Piratas ante la ausencia de El Grande.

“No quería estar ahí”, dijo Sanguillén luego del partido en el artículo de Wolf. “Pero tuve que ir. Por Dios, nos llevó a El Grande y tuve que hacer lo mejor posible”.