A lo largo de su exitosa carrera como promotor boxístico han sido peleadores latinos, y las fieles y fogosas audiencias que estos atraen, las que quizá le han brindado mayores frutos al veterano Bob Arum.

Por ello, el también abogado y hombre de negocios se sintió en la necesidad de instar a los puertorriqueños a oponerse y resistirse a lo que llamó el  “mensaje de odio” contra los mexicanos y otros inmigrantes que el precandidato presidencial por el Partido Republicano de Estados Unidos, Donald Trump, ha convertido en un tema recurrente de su campaña.

“Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses como yo, y aunque no son impactados directamente por el tema, creo que son personas decentes y razonables que deben estar horrorizados por el odio que sale de la boca de este hombre, y que están hombro con hombro con sus hermanos mexicanos y latinos”, dijo Arum vía telefónica a este medio.

Arum explicó que para la cartelera que presentará el 9 de abril en Las Vegas que será estelarizada por el combate entre Manny Pacquiao y Timothy Bradley, incluyó a “tres de los principales peleadores hispanos”, refiriéndose a los mexicanos Gilberto Ramírez, un supermediano invicto; Oscar Valdez invicto y primer clasificado en el peso pluma; y José Ramírez, con experiencia olímpica.

Y lo hizo pensando en que sería una buena plataforma para “decir lo que está pasando en Estados Unidos, del odio que el señor Trump está escupiendo contra los hispanos, particularmente contra los indocumentados y los 11.5 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos. Pensé que alguien tenía que hablar en contra de esto”.

En su extensa carrera en el boxeo, Arum ha trabajado con figuras latinoamericanas como Roberto Durán, Julio César Chávez, Oscar de la Hoya, Miguel Cotto, Erik Morales, Antonio Margarito y actualmente Félix Verdejo, entre otros. De hecho, Arum cataloga a las audiencias latinas como “los más leales del boxeo. Son enormes fanáticos y son el núcleo del apoyo que tiene el deporte del boxeo”.

Es por esto que Arum entiende que es el momento de “ponerse de pie y defender lo que es lo decente y correcto” para corregir la situación migratoria de los mexicanos indocumentados y la convivencia con los demás grupos de inmigrantes.

“Hay que entender de qué se trata todo este odio”, continuó Arum. “Donald Trump ha tocado una fibra sensitiva. Ha apelado a la clase trabajadora blanca de este país, la cual está atemorizada ante el hecho de que en los próximos 10 o 20 años Estados Unidos ya no será un país con una mayoría blanca”.

“Estas personas”, agregó, “están enardecidas por apoyarlo y harán lo que sea para prevenir que Estados Unidos se convierta en un país sin una mayoría blanca. Y te digo algo: uno puede olerlo, que hoy son los mexicanos pero mañana podrían ser otros incluyendo los puertorriqueños, cueste lo que cueste”.

Potente Pacquiao

En cuanto al filipino, Arum se mostró entusiasmado con los resultados que ha mostrado en el gimnasio luego de la operación del ‘rotator cuff’ que se realizó el verano pasado luego de su combate contra Floyd Mayweather Jr.

En sus ojos, la operación fue “casi mágica”.

“Desde el 2008 cuando peleó con De la Hoya ese hombro no ha estado bien, por lo que su mano derecha no ha estado muy poderosa”, comentó. “Pero ahora está pegando su mano derecha con gran determinación y creo que va a tener la capacidad de noquear a un oponente con la derecha, no solo con la izquierda”.

Sobre el curioso caso de un candidato legislativo filipino que solicitó la posposición del combate de Pacquiao, también indicó que entiende que se está trabajando correctamente.

El candidato a legislador, que en mayo competirá con Pacquiao en las elecciones de ese país, reclamó ante las autoridades electorales del país que Pacquiao tendría una exposición mediática superior a la de él con el combate del 9 de abril, que es de esperarse que sea vista por muchos de sus compatriotas.

“Es que según la ley en Filipinas, un candidato al Senado tiene derecho a un tiempo de exposición televisiva de 120 minutos. Así que en el peor de los casos a Pacquiao se le cobraría el tiempo que esté en televisión haciendo la pelea - que podrían ser alrededor de 40 minutos. Eso es lo que se está considerando y la Comisión entendió que este es el modo de vida del peleador y que la pelea no podía posponerse. Pero creo que todo está atendiéndose correctamente”, finalizó Arum.