Los dos hombres juntos cuando The Associated Press les tomó una foto el domingo en la oficina de la alcaldía de la asediada ciudad de Kiev, en Ucrania, fueron inmediatamente reconocidos por los aficionados al boxeo. Vitali y Wladimir Klitschko, hijos de un general de división soviético y excampeones de peso pesado.

En el mundo del pugilismo, cuando uno estaba en el cuadrilátero el otro lo asistía en la esquina.

Ahora están peleando como nunca lo imaginaron. El premio en esta ocasión no es un llamativo cinturón, sino la sobrevivencia de su país.

Vitali Klitschko encabeza la ciudad como alcalde de Kiev. Su hermano menor es el segundo al mando.

Son una formidable pareja, listos para hacer lo necesario para defender a su país ante la invasión rusa. Hasta el momento esto no incluye el combate armado, pero ambos dejaron en claro que saldrán a pelear a las calles si es necesario.

En una vasta comunidad boxística ucraniana, no están solos.

El dos veces campeón olímpico Vasiliy Lomachenko, y que muchos consideran el mejor libra por libra del mundo, rápidamente voló a casa desde Grecia. Se puso de inmediato uniforme militar como miembro de un batallón de defensa. En Facebook publicó una fotografía de él mismo el fin de semana con un fusil de asalto colgando del hombro cerca de Odessa.

El Batallón de Defensa Territorial Belgorod-Dnestrovsky está formado y armado”, decía el texto de la foto. “En la defensa territorial, el boxeador Vasiliy Lomachenko informa al alcalde”.

El actual campeón peso pesado también está peleando. Oleksandr Usyk regresó a casa desde Londres cuando Rusia invadió su país y en lugar de prepararse para una posible revancha ante Anthony Joshua esta primavera, se entrena para pelear contra los rusos en su tierra natal.

Ambos posiblemente perderán millones de dólares: en el caso de Usyk, es la bolsa más grande de su carrera ante Joshua. Pero defender un título y defender un país son dos asuntos totalmente distintos.

El domingo, Usyk posó no con sus guantes, sino con un fusil automático, flanqueado por tres combatientes armados de la fuerza de Defensa Territorial de Kiev.

Todos son grandes púgiles con un gran legado en el cuadrilátero. Cuando Wladimir Klitschko peleó por última vez en el 2017, se enfrentó en un emocionante combate con Joshua ante 90,000 personas en el estadio de Wembley en Londres.

Y la gente aún habla sobre cómo Vitali Klitschko casi vence a Lennox Lewis en su enfrentamiento de peso pesado en Los Ángeles en 2003 y que terminó sólo porque el médico del ring detuvo la pelea debido a que el púgil ucraniano ya no podía ver debido a la sangre que le cubría la cara.

Ninguno de los peleadores ucranianos retrocedían con los guantes y no muestran señales de hacerlo ahora a pesar de tener todo en contra.

Tristemente esto es la guerra y no el deporte. No hay árbitros, pocas reglas y sí armas letales.

Aun así, cuando las fuerzas rusas amenazaban la ciudad el domingo, los hermanos intentaban mantenerse animados no obstante que Vitali Klitschko advirtió sobre una inminente crisis humanitaria porque se están acabando los suministros de comida y medicinas.

“En este momento, la cuestión más importante es defender al país”, dijo el alcalde a Francesca Ebel y Efrem Lukatsky de AP.

Se mantendrán ahí para esta defensa, como muchos ucranianos valientes. La valentía que están mostrando en este momento de alta tensión es la misma que tenían en el cuadrilátero, multiplicada por 10.

Conociéndolos, no sorprende su disposición a derramar su sangre defendiendo su país.

Son combatientes y escenifican la pelea de sus vidas.