Una de las entrevistas más complicadas que he hecho en mi vida fue, hace muchos años, a Eric Show, el lanzador que brillaba aquí con los Indios de Mayagüez y quien poco después triunfaría en Grandes Ligas.

Según fui enterándome mientras hablaba con él, Show no era un pelotero más: había estudiado física en la universidad, era un habilidoso guitarrista de jazz y, para colmo, me daba a entender que sabía más de periodismo que yo, al informarme que mis preguntas eran demasiado vagas.

Ya molesto, le pregunté: “Y si eres tan inteligente, ¿por qué terminaste jugando béisbol?”

Pregunta tonta, naturalmente, que él pudo haberme bateado diciéndome que porque le brindaba la forma más fácil de hacerse millonario.

Pero me dijo: “Porque para mí lo físico es tan importante como lo mental”.

Lo recordé cuando recientemente tuve la oportunidad de entrevistar a Edgardo ‘Sasso’ López, el peso ligero de Bayamón que mañana estelarizará la cartelera que presentará Promociones Miguel Cotto en el Roger L. Mendoza de Caguas, cuando exponga su invicto de 8-0-1 y cuatro nocauts y su cetro regional del CMB (CABOFE) frente al arecibeño Miguel ‘Mikito’ Soto (12-1 y 12 nocauts).

Porque Sasso es tan atípico en el boxeo como Show lo era en el béisbol: el muchacho de 24 años se graduó en 2010, Summa Cum Laude, de administración comercial de la UPR de Río Piedras, consiguió al año siguiente la nota más alta en el examen para hacerse CPA y actualmente estudia derecho. Al mismo tiempo, trabaja a tiempo completo como contable con la firma Price Waterhouse.

Un día normal suyo, me dijo, empieza a las 7:00 a.m. cuando se levanta para ir al trabajo, luego coge clases nocturnas en la UPR a las 6:00 p.m., y llega al gimnasio de Cataño a las 10:30 p.m. para entrenar hasta pasada la medianoche.

Es un peleador bien redondeado, que lo mismo boxea que se faja, y pese a que tiene carisma y cuenta con el respaldo de su empresa promotora, no quiere ser un peleador “protegido”, como lo comprueba que haya aceptado la pelea con Mikito, quien, para colmo, es zurdo.

Y cuando le hice una pregunta parecida a la que le hice a Show tantos años atrás –¿por qué alguien que parece tenerlo todo para progresar en la vida sigue practicando un deporte tan exigente y sacrificado?–, me dijo: “Es fuerte, pero cuando estoy entrenando es cuando me parece que estoy haciendo lo que en realidad me gusta”.

No le pregunté si puede alguien que solo pelea porque “le gusta” ponerle tanta intensidad como uno que lo hace porque en realidad es su única salida, o una de las únicas.

Mañana, quizás, lo podremos saber.