El boxeador puertorriqueño Félix ‘Diamante’ Verdejo deberá armarse de paciencia mientras espera que las aguas regresen a su nivel a raíz de la pandemia del COVID-19.

Verdejo (26-1, 16 KO) tenía como objetivo hacer su segunda pelea del 2020 entre mayo y junio. Por ello, se encontraba en Las Vegas, Nevada, entrenando bajo la tutela de Ismael Salas cuando la cifra de casos positivos al coronavirus despuntó en Estados Unidos. Eso forzó a que Salas cerrara temporeramente el local y Verdejo optó por regresar a Puerto Rico para velar por el bienestar de su familia.

“Es la primera vez que me pasa algo así, que tenga que parar el entrenamiento, pero esta situación también es la primera vez para muchas personas. Es triste, pero a la misma vez he aprendido estando en el hogar. Uno debe cuidar los suyos”, compartió Verdejo.

“Estaba en pleno entrenamiento y se hablaba de que para el verano sería la próxima pelea. Que pase esto molesta un poco, ya que estaba volviendo coger ritmo, pero una vez pase y abren nuevamente el gimnasio me regreso para Las Vegas”, afirmó.

Cuando Salas clausuró el gimnasio, Verdejo permaneció en Las Vegas por varios días. Al percatarse de que la situación por el coronavirus no mejoría pronto, decidió viajar a la Isla en la primera oportunidad disponible.

“Tomé un break por lo escuchaba en las noticias, uno está pendiente. Nos quedamos una semana en el hogar sin salir. No indicaron que no se puede entrenar así que tomamos la decisión de regresar. Estaba preocupado por mi familia y era desesperante saber que al principio todo era un caos. Lo que se decía de coronavirus es que no había soluciones. Mi familia estaba en Puerto Rico y quería estar con ellos porque uno nunca sabe lo que podía pasar. Estuve varios días con mi equipo de trabajo discutiendo qué hacer. Pensamos que en un mes las cosas podrían regresar a la normalidad, pero no fue así. Subieron los casos y por mi familia volví”, compartió.

Verdejo relató que consultó con un doctor sobre las precauciones que debía tomar durante la travesía desde Las Vegas hasta San Juan. De hecho, cumplió con la cuarentena antes de hacerse la prueba para detectar el COVID-19 a la que resultó negativa.

“El doctor me dijo que viajara en pantalón largo, tenis, un jacket con hoodie, mascarillas, gafas de esquiar y que no tocara nada. Una vez llegué a la casa, me quité todo para ponerlo en la lavadora, desinfecté los zapatos, las suelas y entré directo al baño. Es el mismo protocolo que llevo ahora por la nena (Miranda). Los niños tocan todo y se ponen las manos en las caritas”, dijo.

Pausa indefinida

El púgil sostuvo que las restricciones detalladas en la orden ejecutiva firmada por la gobernadora Wanda Vázquez le impiden hacer cualquiera rutina fuera de su hogar.

“Por las leyes terrenales no puedo hacer los ejercicios que estaba acostumbrado. Si uno sale a la calle, tiene sus consecuencias. Para evitar problemas y posiblemente contagiar a alguien o que me contagien. Los primeros días corrí bicicleta ”, recordó.

Verdejo está en el mismo limbo que otros boxeadores que están a la expectativa.

“Nadie debe tener una fecha fija hasta que sea seguro que se pueda ejercer el deporte. Mi pensar es que, si se calma, para finales del año podría estar peleando”, concluyó Verdejo (26-1, 16 nocauts), quien en su pasado compromiso venció al mexicano Manuel Rey Vargas por decisión unánime.