Jonathan Oquendo no tenía la menor duda de que el filipino Eden Sonsona representaría un obstáculo en sus aspiraciones a una oportunidad por un cetro mundial. En un momento dado, parecía que Sonsona descarrilaría los planes del joven púgil puertorriqueño, hasta que en el noveno asalto, Oquendo conectó una recta de derecha el mentón de su rival que lo hizo caer a la lona y no se levantó.

De esta manera, Oquendo se apoderó del cetro NABO de las 122 libras para acercarse a un posible pleito con Wilfredo Vázquez, Jr., monarca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).

Fue un intenso combate de principio a fin. Ambos boxeadores dejaron todo sobre la lona, intercambiando golpes sin respeto a la anatomía de su oponente. Sonsona comenzó dominando el combate con su velocidad de manos, castigando a Oquendo con rectas de izquierda que lo hacían retroceder para buscar ángulos.

El boricua solamente demostraba un tímido jab que no representó un peligro para Sonsona. A medida que avanzaban los asaltos iniciales, el filipino presionaba cada vez con mayor intensidad y sus golpes eran precisos.    

En el quinto asalto, un cabezazo accidental que provocó una herida en el ojo derecho de Oquendo, cambió el panorama de la reyerta a favor de Sosona. Oquendo se concentraba en proteger la cortadura que le afectaba la visibilidad y recibía unas varias rectas de izquierda que lo sacudían.

Sin embargo, en el séptimo Oquendo presentía que la balanza se estaba inclinando a su favor al percatarse que Sonsona estaba vulnerable en la zona de los planos bajos. De hecho, Sosona cayó de rodillas a la lona cuando Oquendo le conectó un golpe que parecía legítimo al abdomen, pero el filipino le reclamó al referí José H. Rivera que fue bajo.

Fue entonces cuando Oquendo optó por tomar mayores riesgos e iniciar intercambios. Fue el mejor asalto de la pelea. Oquendo buscaba un espacio para lastimar los planos bajos que obviamente estaban debilitando poco a poco al filipino. Pero Sonsona no quería entregar la pelea.

Para la octava vuelta, Sosona el referí Rivera le restó un punto a Sonsona por un cabezazo que parecía accidental, pero que a su juicio fue con intención de lastimar a Oquendo.

Incluso, Rivera no tuvo una de sus mejores noche debido a que en dos ocasiones Sonsona reclamó que recibió golpes bajos y, a pesar de que le concedía tiempo para que se recuperara, no le descontó punto a Oquendo. Cuando ocurrió por tercera ocasión, Rivera si determinó que era meritorio restarle un punto al puertorriqueño.

En los segundos finales del octavo, una recta de derecha de Oquendo derribó a Sonsona. Al terminar el conteo de protección, sonaron la campana para dar por terminado el episodio.

Sin embargo, el final parecía estar cerca. Sonsona no lucía recuperado del golpe y Oquendo aprovechó la situación para perseguirlo hasta que llegó el golpe que llevó a Sonsona a la lona por segunda ocasión en la pelea.

El filipino nunca se levantó al conteo de diez. Oquendo fue declarado ganador por nocaut el minuto 1:05 del noveno asalto.

Reacciona Oquendo
“La gente de en mi esquina me dio un halón de orejas antes del noveno y me dijo que era el momento. Me mentí en la mente que Sonsona era demasiado rápido y estaba cogiendo la pelea demasiado con calma, pero salió como lo practicamos en el gimnasio. Si pasaba de seis asaltos lo iba a presionar y así fue”, dijo Oquendo después del combate.

En cuanto a un posible encuentro con Vázquez, Jr. Oquendo dijo estar disponible una vez la herida que sufrió en el párpado derecho sane.

“Eso se le dejo a mi esquina y a Orlando Piñeiro (manejador). Tengo entendido que por ganar el título me clasifican en los cuatro organismos, pero si hay que pelear con Vázquez, peleamos”, sentenció Oquendo.