Vega Alta. Todo estaba listo para su combate el 10 de el marzo de 2012 en el coliseo Roberto Clemente en San Juan. Jonathan Oquendo defendería su título Supergallo Latino de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). Era una pelea importante porque podría ser el primer paso en su camino a una oportunidad por un título mundial.

Pero aquel mes de marzo, Jonathan Oquendo tuvo que enfrentarse a otro tipo de combate en el que el único oponente era él mismo. En la sala del Tribunal de Aibonito, el joven de 29 años de edad lloraba desconsolado luego de conocer que tendría que enfrentar juicio por homicidio negligente por la muerte de su novia, Melanie Miranda Colón.

El 19 de febrero el boxeador iba guiando su fourtrack con su novia de pasajera cuando sufrieron un accidente en el que él se lastimó un codo y la joven de 20 años de edad, falleció. Por este incidente, Oquendo se declaró culpable por cargos de negligencia menos grave y cumple una probatoria de seis meses.

Jonathan y Melanie llevaban cuatro años de relación y planificaban casarse. Se conocieron en Vega Alta, cerca del barrio Pámpano, donde se crió el boxeador. Él se enamoró de la sencillez y dulzura de la joven de ojos claros. Tenían grandes planes juntos, ella se había graduado recientemente de enfermería y él estaba en un gran momento de su carrera. Jonathan estaba feliz y así se lo dejó saber a Melanie. Pero la alegría del boxeador se disipó ante el duro golpe de la repentina muerte de su prometida.

Desde entonces, los días y las noches han sido más largas de lo usual para este joven que se ha podido levantar poco a poco de la tragedia, gracias a su fe, su familia, la familia de Melanie, amigos, su entrenador Dennis Pantoja, pero sobre todo, gracias al boxeo.


“La gente pensaba como que me iba a matar porque estaba en un estado de depresión fuerte. Lo que hacía era llorar y llorar y escribir cosas en Facebook”, recuerda Jonathan Oquendo en entrevista con Primera Hora desde su hogar en Vega Alta.

“Pero tengo mucha fuerza, tenga una visión y lo que antes era una meta, ahora es un propósito de vida”, asegura.

¿Cuál es ese propósito?

La nena, la nena.

En ese momento se levanta la camisa y muestra un tatuaje que se hizo en el costado con el rostro de su fenecida novia.

“Tengo mi nena ahí y es un propósito que tengo con ella y con mi otra nena”, dice en referencia a Jonelys, su hija de nueve años de edad, y fruto de su relación con otra joven.

Por estas dos personas es que Oquendo decidió regresar al cuadrilátero este próximo 6 de octubre, cuando se enfrentará a Wilfredo “Papito” Vázquez, en el coliseo Rubén Rodríguez de Bayamón. Será su primer combate, luego del accidente.

“Siempre he dicho que la mente es el primer músculo que uno debe fortalecer. Antes del físico, es la mente y mi mente está tranquila. Tengo claro lo que quiero”, admite desde su habitación donde guarda varios recuerdos de su novia, como el matre en el que duerme y varias fotografías.

¿Sientes que aunque Melanie no está físicamente te está acompañando en tu trayecto?

Ella me habla, yo la siento y se lo he dicho a mis entrenadores que yo la siento. Una vez estuve guanteando y uno de los muchachos dice que la vio cuando lo golpee, qué de verdad sea, no sé. Pero lo que te digo es que Melanie siempre será importante para mí y estará conmigo siempre en mi corazón, pero la quiero dejar descansar en paz. Después de este combate yo la voy a dejar tranquila porque no quiero que la gente piense que me estoy volviendo loco; es hora de dejarla descansar”.

Jonathan Oquendo agrega que en el proceso de recuperación ha leído mucho y se ha agarrado a su fe.

“Dios te da quebrantamientos, te da golpes para que tú lo busques y yo lo estoy buscando. Yo sé que ella está allá con Dios y para allá yo quiero ir”.

¿Pero cuándo la vida decida?

Cuando Él decida. Claro, cuando la situación lo que te dan ganas es de guindarte, pero Melanie no hubiese querido eso. Ella hubiese querido que yo siga con mi camino y ahora tengo el propósito de ayudar a su mamá y a su hermano.

¿Cómo esta experiencia ha transformado tu vida como ser humano y boxeador?

Me ha hecho más fuerte porque sé que así lo hubiese querido ella. A ella no le hubiese gustado que yo hubiera decaído. Aunque en un momento dado, lo admito, me fui a la calle. Empecé a coger botellas de vino y a beber cuando nadie me veía. Hasta que uno de mis entrenadores se dio cuenta y me dijo que tenía que dejar eso. Si hubiese optado por ese camino de desviarme y olvidarme del deporte, hubiese sido peor y no me hubiera levantado. Pero me agarré de tres cosas: mi hija, mi deporte y el propósito que tengo con la familia de mi nena (novia).

¿Qué significa en este momento el boxeo en tu vida?

Es una pasión. Yo nací para pelear, nací como un guerrero.

¿Cómo se ve Jonathan Oquendo en el futuro?

Me veo como un gran campeón, no solo del boxeo, sino de la vida.