Canastota, Nueva York. Miguel Cotto inscribió su nombre este domingo entre los inmortales del boxeo, y reconoció sentirse muy bien con este reconocimiento y con el apoyo que sintió de los fanáticos durante estos días.

El excampeón mundial forma parte de la clase 2022, que fue exaltada hoy domingo junto a las promociones de 2020 y 2021 en una maratónica celebración realizada en el Turning Resort y Casino que fue bautizada como “Once in a Lifetime Trilogy”.

“Se siente bien compartir el escenario de hoy en adelante (con todos los peleadores exaltados) en el Salón de la Fama”, expresó Cotto en un aparte con los medios luego de concluida la ceremonia de exaltación.

Cotto también agradeció las muestras de cariño que recibió desde el jueves, cuando comenzaron las actividades de cara a esta mega exaltación.

“Para mí ha sido muy bueno. Lo he recibido de muy buena manera”, puntualizó.

Miguel Cotto vive una tarde especial con los suyos
8 Fotos
El expeleador boricua fue exaltado al Salón de la Fama en presencia de sus familiares y fanáticos.

“Gracias por haber puesto ese grano de arena para que Miguel siguiera trabajando y para que Miguel progresara en su carrera. Muchas gracias por el apoyo y muchas gracias por los buenos deseos”, añadió el ahora promotor.

Además de la ceremonia de exaltación, el excampeón mundial en cuatro divisiones distintas participó de la Parada de Campeones que discurrió por la calle S Peterboro. Allí fue paseado a bordo de un auto descapotable mientras saludaba a las cientos de personas que se apostaron en las aceras.

Cientos de boricuas celebran a Miguel Cotto en Canastota
8 Fotos
El expeleador se mostró agradecido de todos ellos, a quienes saludó y firmó autógrafos durante la parada de presentación realizada en antesala a la ceremonia de exaltación.

En ese momento, recibió múltiples muestras de cariño. Muchas personas coreaban su apellido cuando lo veían, mientras otros pudieron acercarse al carro y obtener fotos y autógrafos. Por si fuera poco, un grupo de boricuas residentes de Siracusa lo recibió con panderos y cánticos.

En conclusión un cierre festivo como somos los boricuas.