
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 16 años.
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Managua.- Los nicaragüenses seguían aturdidos hoy, jueves, por la muerte del ex tricampeón mundial de boxeo Alexis Argüello, que según la policía se suicidó de un balazo al corazón en la madrugada de ayer.
Las autoridades dijeron que la pesquisa continúa para "remitir el resultado final y definitivo" de la muerte del también alcalde de Managua de 57 años.
Multitudes desfilaron desde ayer frente al féretro del "Flaco Explosivo" en el Palacio de la Cultura, donde su cuerpo estaría expuesto hasta la tarde de hoy para luego ser trasladado a la catedral de Managua, donde se oficiaría una misa.
Mientras el luto arropaba al país y al mundo del boxeo en general, las conjeturas sobre el posible motivo de su suicidio afloraban entre el pueblo y la prensa.
Argüello confesó en vida haber batallado contra la depresión y la adicción a las drogas y el alcohol.
"¿Qué pasó Alexis?", tituló El Nuevo Diario de Managua, que señala que queda pendiente "una interrogante" sobre las causas que impulsaron al legendario púgil a suicidarse.
El periódico La Prensa publica una entrevista con Eduardo Román, padrino y apoderado legal que estuvo cerca de Argüello desde sus inicios en el boxeo a finales de la década de los 1960, quien asegura que "Alexis estaba presionado y se sentía mal".
Román dijo que se comunicó con Argüello a las ocho de la noche del martes, seis horas y media antes de su muerte, y señaló que el ex boxeador le confesó que "estaba presionado. Se sentía mal".
Agregó que Argüello le dijo que lo difícil de su cargo como alcalde era "tratar de imponer sus planes y sus ideas en la Alcaldía, una empresa muy grande, un monstruo y, obviamente, él no pudo hacer todo lo que hubiera querido hacer... esa fue una de las frustraciones".
Argüello fue electo alcalde de Managua en noviembre de 2008 como candidato por el partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el mismo grupo que en la década de los 80 le confiscó sus bienes y contra el que luchó en el pasado.
Argüello se reconcilió en años recientes con el líder del FSLN y hoy presidente, Daniel Ortega, quien le ofreció primero la candidatura a vicealcalde de la capital y luego a alcalde.
Los medios locales lo llamaban "alcalde de facto" porque las elecciones que ganó en noviembre fueron reclamadas como "fraudulentas" por la oposición.
Su figura fue manipulada en distintas épocas: el finado dictador Anastasio Somoza Debayle lo nombró "teniente de honor" en los años 70, los gobiernos liberales lo ignoraron y no atendieron sus reclamos de ser indemnizado por sus bienes confiscados, y el FSLN lo atrajo para ganar votos.
Mario Rayo, un vigilante de edificios de 60 años que concurrió al Palacio de la Cultura, dijo a AP que "no puedo creer que se haya matado. ¿Por qué sería? ¿Eran ciertas las bolas (rumores) de que era presionado por funcionarios menores de la alcaldía ligados fuertemente al partido?".
El presidente Ortega dijo que Argüello "era un ser humano extraordinario lleno de verdad, de generosidad y de solidaridad" carente de "individualismo, egoísmo, soberbia, y la prepotencia cuando alcanzaba la victoria".
Robert J. Callahan, embajador de Estados Unidos en el país dijo que era "una persona respetuosa tanto dentro como fuera del ring, y ése debe ser el legado para los deportistas nicaragüenses y todos los que amamos el deporte".
La reacción de dolor del pueblo nicaragüense por su deceso sólo fue comparada con el asesinato del periodista Pedro Joaquín Chamorro en 1978, cuando hubo un desborde popular que encendió la mecha de la insurrección popular que llevó al triunfo sandinista del 19 de julio de 1979.