Nonito Donaire noquea la adversidad
Nonito Donaire salió de la pobreza y está a pocos pasos de convertirse en la próxima gran estrella filipina.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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San Antonio, Texas. La trayectoria del filipino Nonito Donaire no ha sido fácil.
De la misma manera que batalla con tesón dentro del cuadrilátero, ha tenido que perseverar fuera del ring para así forjar su vida personal.
Donaire ya es comparado con su compatriota Manny Pacquiao, situación que no le molesta al púgil que ha ganado títulos en las divisiones mosca, supermosca y gallo. Esta noche buscará sumar a su colección la faja supergallo (122 libras) de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) cuando enfrente al puertorriqueño Wilfredo Vázquez Jr.
A Donaire le agrada y hasta sonríe cuando le recalcan las similitudes con Pacquiao.
“Es una comparación que he asimilado y me gusta. Lo veo como una bendición, pues me están comparando con uno de los mejores boxeadores en la historia. Somos amigos, y cuando nos vemos, siempre sacamos un tiempo para almorzar o cenar”, destacó Donaire.
Nacido en la isla-provincia filipina de Bohol, Donaire vivió por varios años en Ciudad General Santos, donde Pacquiao también se crió, antes de establecerse a Estados Unidos. Donaire es el primero en admitir que existen ciertos paralelismos entre su vida y la de Pacquiao.
“Al igual que Manny, también fui pobre y sé lo que es el no comer, el tener hoyos en tu ropa. Por ejemplo, tenía unas sandalias, y prefería estar descalzo a usar las sandalias porque no quería gastar las suelas. Así que sólo las usaba cuando teníamos visitas para que pareciera que eran nuevas”, recordó Donaire.
Las similitudes entre Pacquiao y Donaire toman rumbos distintos en lo que se refiere a su entrada al boxeo. Pacquiao comenzó a boxear a los 14 años. No obstante, cuando Donaire se mudó a Estados Unidos con apenas 10 años, jamás imaginó que se disfrutaría el boxeo.
“Le tenía miedo a las peleas de boxeo. La primera que vi fue de Arturo Gatti y, aunque no recuerdo su oponente, sí recuerdo que derribó a Gatti y estaba sangrando profusamente. Mi papá me preguntó si quería boxear, a lo que le contesté: ‘¡No! ¡Mira su cara toda ensangrentada! Lo tumban y se levanta’. Nunca pensé que sería un boxeador”, compartió Donaire.
Por otro lado, a Donaire no le atrae la idea de seguir los pasos políticos de Pacquiao, quien es un representante electo del Congreso de Filipinas. Donaire confiesa que interesa ayudar a los filipinos en todo lo que esté a su alcance, ya sea mediante entidades benéficas o actividades para cultivar el conocimiento de las personas sobre Filipinas.
“Manny ha demostrado que nada es imposible. Con un pensamiento positivo, uno es capaz de salir de un nivel de pobreza extremo. Todo es posible. Su vida (de Pacquiao) y carrera me ha inspirado de la misma manera que los fanáticos me inspiran para seguir haciendo lo que hago”, sostuvo el púgil.
En un momento dado, Donaire estaba determinado a no seguir en el deporte y, por ello se retiró. Fue Andre Ward –campeón supermedio del Consejo Mundial de Boxeo y Asociación Mundial de Boxeo– quien le extendió una mano durante una etapa difícil en su vida.
“Andre es un gran amigo. Cuando me retiré del boxeo, estuvo ahí y me ayudó económicamente cuando más lo necesité. No estaría aquí en estos momentos si no fuera por la ayuda de personas como Andre”, destacó Donaire.