Mañana, en la misma cartelera del Barclays Center de Brooklyn en la que el campeón júnior wélter de ascendencia boricua, Danny García, estará peleando fuera del título con Rod Salka, Edgar Santana tratará de hacer realidad el sueño de su vida.

En efecto, el manatieño de 35 años de edad, criado y radicado en Spanish Harlem, estará enfrentándose a Lamont Peterson por el cetro de la FIB para las 140 libras.

No se espera que gane. De hecho, la cartelera, que irá por Showtime, ha recibido críticas de la prensa estadounidense por la supuesta baja calidad de los rivales de los estelaristas y muchos piensan que se trata sencillamente de permitir que la gente haga embocadura para una eventual reyerta unificatoria entre Peterson y García.

Pero tanto Santana (29-4 y 20 nocauts) como su grupo de trabajo –liderado por el veterano entrenador boricua radicado en Nueva York, Julio Rivera–, creen que va a haber sorpresa.

“Vamos a cazarlo hasta que lo cojamos”, dijo Julio, quien entrena a Santana en el Méndez Gym de Manhattan. “Santana no solo pega, sino que es buen asimilador y tiene mucho mejor técnica de lo que la gente se cree: esquiva bien, golpea bien el cuerpo”.

“Peterson es el campeón y sabe boxear”, dijo a su vez el propio Santana, apodado El Chamaco y ligado al promotor Lou DiBella.

“Es medio rápido, pero no gran cosa”, agregó. “Lo que he visto es que lo pueden lastimar, pero también le gusta pelear, cambiar golpes”.

“Y eso me conviene”.

“Estaba entrenando para pelear en julio pero entonces me dijeron que me preparara bien, porque estaba hablando de una pelea buena”, agregó. “Entonces, cuando me dijeron que iba a pelear por el título, me dije: ‘Wow!... Estoy ready para esta pelea’”.

En su penúltimo combate, Peterson (32-2-1 y 16 nocauts) cayó tres veces a lona antes de ser noqueado en el tercer asalto por el pegador argentino Lucas Matthysse, y no lució excesivamente recuperado cuando derrotó por decisión al inexperto canadiense Dierry Jean en su última presentación.

Pero Santana tiene un aliciente adicional: casado con la japonesa Ai Asai y padre de tres hijos –dos niños de 6 y 3 años y una niña de apenas un mes–, el peleador, quien viajó a Nueva York con su familia cuando tenía ocho años, lleva marca de 5-1 con cinco nocauts luego de regresar en 2011 tras ver interrumpida su carrera por una estadía de cuatro meses en la cárcel.

“Ya eso es historia pasada. No me gusta hablar de eso”, dijo Santana, quien viene todos los años a Puerto Rico. “Cuando salí de la cárcel me dije que solo iba a tener en mente echar pa’lante y conseguir una oportunidad titular… y por fin vino esta”.