El puertorriqueño Christopher “Pitufo” Díaz necesitaba de una convincente victoria para entrar al camino que lo lleve a una futura oportunidad por un cetro mundial.

Díaz cumplió con ese cometido con una victoria por decisión unánime sobre Jason Sánchez en el pleito semiestelar de la cartelera que tuvo como escenario el MGM Grand Conference Center en Las Vegas, Nevada.

Díaz estableció el jab desde el primer asalto y fue el arma que estableció el ritmo durante el resto de la pelea. El boricua fue el agresor y, en ocasiones, se llevó la mejor parte en los intercambios a distancia.

Sánchez lució confundido, desconcertando en cómo debía neutralizar la ventaja en velocidad de Díaz.

A partir del séptimo asalto, Sánchez aceleró el paso e hizo la pelea a corta distancia donde fue más efectivo. Sin embargo, se alejó del plan, lo que permitió que Díaz mantuviera control del combate.

El boricua, de hecho, lastimó a Sánchez con varios ganchos de izquierda y múltiples rectas de derecha que provocaron que comenzara a sangrar por la nariz.

Después de 10 asaltos, los jueces vieron el combate 98-92, 97-93 y 98-92, todos a favor de Díaz, quien conectó 116 golpes.

“He crecido como hombre, como boxeador y como padre. Todos lo hago por mis bebés, así que me traigan al que quieran porque seré campeón mundial”, reaccionó Díaz durante la transmisión de ESPN.

Actualmente, Díaz es el decimocuarto clasificado en las 126 libras de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), pero sostuvo que está dispuesto a bajar a la categoría súper gallo (122 libras).

“En el pasaje hice 124 comiendo y bebiendo. Nunca tuve que sacrificar comidas, así que puedo hacer 122 libras. Quiero ser campeón en ese peso y también en 126 libras”, afirmó Díaz.