El exboxeador puertorriqueño Prichard Colón, quien sufrió daños cerebrales durante un combate con el estadounidense Terrel Williams el 17 de octubre de 2015, ha sido declarado campeón honorario por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

Colón, de 28 años, recibió también un cinturón de colores verde y oro como el que reciben los monarcas de cada división, en reconocimiento a la batalla que ha librado desde que sufrió lesiones irreversibles a causa de los golpes que recibió y por los que pasó varios meses en coma.

La valentía de Prichard y su amor por la vida, ha conmovido muchos corazones y ha inspirado a otros tantos, hecho que le valió ser nombrado campeón honorario del CMB, distinción que, por supuesto conlleva ser poseedor de un cinturón verde y oro, ese con que soñó desde que se inició en el mundo de los guantes. Una entrega más que emotiva, pues las encargadas de llevar y entregar el emblemático cinturón fueron, la esposa de nuestro querido miembro del CMB Bismark Morales y Ruth Rodríguez, esposa del excampeón Rosendo Álvarez, quienes con todo el amor y admiración colocaron la faja en el pecho de Prichard como embajadoras de WBC Cares”, pronunció Mauricio Sulaimán, president del CMB, mediante una comunicación escrita.

Terrel Williams propinó al boricua diversos “golpes de conejo”, que se dan de forma ilegal en la nuca, ante la indiferencia del árbitro Joe Cooper. Los impactos provocaron lesiones cerebrales irreversibles y tuvieron al borde de la muerte al orocoveño.

Hasta el día de la fatídica pelea celebrada en el Eagle Bank Arena de la Universidad de George Mason en Virginia, Colón llevaba una prometedora carrera invicta con 16 victorias, 13 de ellas por la vía rápida.

Han pasado seis años desde aquella fatal pelea y aun cuando los doctores no han sido del todo positivos en la recuperación de Prichard, el amor, el tiempo, la dedicación, la paciencia y la entrega total de sus padres han realizado verdaderos milagros, pues ha mejorado mucho gracias a la rehabilitación y todos los cuidados que le han dado, pues sus papás no pierden la esperanza de que su hijo recobre algunas de las funciones cerebrales y motrices y es que, están convencidos que el niño que nunca se rindió y peleó por sus sueños sigue ahí, librando su más dura batalla”, concluyó Sulaimán.