La muerte del púgil surcoreano Choi Yoi-Sam a consecuencia de los golpes que recibió durante un combate la semana pasada, pone en perspectiva los peligros del deporte del boxeo.

Según Raúl Casas, uno de los doctores de la Comisión de Boxeo de Puerto Rico, los boxeadores, literalmente, ponen sus vidas en riesgo cada vez que pisan un ring.

“Un solo golpe puede matar a una persona o hacer daño irreparable. En el caso del coreano, no creo que haya sido uno solo, sino varios golpes que provocaron un sangrado y un edema”, dijo Casas.

Asimismo, explicó que cada vez que un boxeador recibe un golpe, la masa del cerebro se desplaza en la dirección opuesta hasta chocar con el cráneo.

“La masa se mueve, se comprime y se rompe, lo que provoca pequeños sangrados. Sin embargo, lo más peligroso es cuando cae al suelo y la cabeza golpea contra la lona. Es como si el cerebro recibiera un doble golpe”, comentó.

Ayer Yoi-Sam fue certificado muerto luego de permanecer en coma desde el 25 de diciembre tras desplomarse en el ring luego de vencer a Heri Amol por decisión. El coreano fue derribado en el duodécimo asalto, pero se levantó para ser declarado ganador.

“Con la pérdida de conciencia, la sangre se puede drenar, pero la inflamación puede traer complicaciones. Todo dependerá de la frecuencia en que un boxeador pelea, el trabajo del árbitro, la esquina, el doctor de la comisión. En fin, todos son responsables por lo que le sucede a los boxeadores”, sostuvo Casas, quien ha laborado para la Comisión local por los pasados 26 años.

“El nocaut es como el jonrón en béisbol y lamentablemente es lo que la gente quiere ver”.