LAS VEGAS. Tyson Fury, de 31 años, volvía a ser campeón de pesos pesados tras dominar el sábado a Deontay Wilder en su revancha por el título, antes de que el equipo de Wilder arrojara la toalla en el séptimo asalto.

Fury hizo la mejor pelea de su carrera profesional al dominar de principio a fin a Wilder, de 34 años, al que derribo en el tercero asalto con una derecha demoledora a la cabeza y en el quinto con una izquierda al cuerpo. En el séptimo, Fury salió al ataque y derribó a Wilder dos veces antes de que una avalancha de puñetazos hiciera que el equipo de su rival se rindiera, poniendo fin a la esperada pelea.

“El rey ha vuelto a su trono”, proclamó Fury.

Wilder recibía una golpiza en una esquina neutral cuando su equipo arrojó la toalla y el árbitro Kenny Bayless puso fin al combate a los 1:39 del séptimo asalto. Wilder sangró por una oreja durante varios asaltos y, en una extraña escena, Fury pareció lamer algunas gotas de sangre del hombro de Wilder en el sexto asalto.

Fury, que había prometido durante el pesaje que la pelea iba a acabar por nocáut y que esperaba vencer a Wilder en el segundo asalto, necesitó cinco más para cumplir la promesa, pero mereció la pena porque dio toda una exhibición de poder y buen boxeo.

La pelea pactada a 12 asaltos, que se celebró en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas (Nevada) fue una completa exhibición por parte del Fury, que no dio nunca opción a Wilder a colocar su poderosa derecha.

Fue la primera derrota de Wilder en 44 combates, en la 11ma defensa de un título que ganó en 2015.

“Incluso los más grandes han perdido y han vuelto”, dijo Wilder. “No pongo excusas. En esto consiste el boxeo de primer nivel”.

Wilder protestó brevemente por el fin del combate, mientras un público partidario de Fury vitoreaba entusiasmado en el hotel MGM Grand.

Fury acechó a Wilder casi desde la primera campana, utilizando su gancho para controlar las primeras rondas.

Dos jueces dieron a Fury como ganador en todos los asaltos, mientras que el tercero le dio un asalto a Wilder. A Fury se le descontó un punto en el quinto por agarrar y empujar.

“Aguantó y de verdad mostró el corazón de un campeón”, dijo Fury. “Es un guerrero, se recuperará, volverá a ser un campeón. Pero el rey ha vuelto”.

La revancha agotó todas las entradas disponibles y batió un récord con más de 17 dólares por ver el duelo en vivo. Se esperaba que también tuviera buenos resultados en video bajo demanda. Los dos boxeadores tenían una bolsa garantizada de $5 millones, pero podrían ganar hasta $40 millones cada uno.