Londres. El campeón mundial Tyson Fury se presentó el viernes cerca de 12 libras más ligero en comparación con su pasada pelea, en una ceremonia de pesaje de ambiente relajado para el combate del sábado ante el también británico Dillian Whyte.

Fury registró un peso de 264.8 libras un día antes de la pelea en que busca defender el título peso completo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) ante su compatriota en el estadio de Wembley.

Whyte detuvo la balanza en 253.25 libras, casi seis libras más que en su pasada pelea.

Durante un cara a cara francamente amistoso, que subrayó la considerable ventaja en altura de un Fury de seis pies y nueve pulgadas, los rivales sonrieron y se hicieron cosquillas antes de un sincero apretón de manos e intercambio de gorras.

Fury (31-0-1, 22 nocauts) prometió que la historia será diferente el sábado frente a más de 94,000 espectadores en su segunda defensa del título que obtuvo en febrero de 2020.

“No duden de nosotros, vamos a montar un espectáculo como ningún otro antes”, afirmó Fury. “Va a ser una guerra, no se preocupen por eso”.

El peso de Fury fue menor que en sus dos choques recientes contra Deontay Wilder. El autoproclamado “Rey Gitano” pesaba 273 libras cuando venció a Wilder por primera vez y casi 277 libras el pasado octubre, cuando completó la trilogía.

Whyte (28-2, 19 nocauts) prácticamente se ha recluido en su campo de entrenamiento en Portugal y ha dejado que Fury genere el interés por sí solo durante el último mes.

Fury ha sugerido que se retirará después de la pelea, aunque funciones enormemente lucrativas contra Oleksandr Usyk y Anthony Joshua seguramente harán que lo piense dos veces.

Usyk venció a Joshua el pasado septiembre para llevarse las coronas de la Asociación Mundial de Boxeo, la Federación Internacional de Boxeo y, además, de la Organización Mundial de Boxeo y se está preparando para una revancha con Joshua después de dejar su natal Ucrania, donde estaba ayudando a su país en la guerra con Rusia.