Belo Horizonte.- El fútbol no perdona y millones de brasileños lo tuvieron que entender hoy de la peor forma.

Pese a la enorme presión de sobre 50,000 fanáticos enardecidos, estremeciendo los cimientos del Estadio Minerao de Belo Horizonte, Alemania mantuvo su compostura y atacó sin misericordia a una débil defensa brasileña para imponerse con una enorme victoria 7-1.

Antes del partido, todo el mundo se había enfocado en la falta que haría en la ofensiva Neymar, pero fue evidente que extrañaron más al capitán y defensa Thiago Silva, quien no pudo jugar por estar suspendido.

Desde que sonó el silbato del inicio, el público clamaba por una anotación como si estuvieran en penales. Marcelo y Hulk intentaron complacerlos con intentos tempranos. 

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La ilusión duraría poco y todo comenzó con el primer gol de Thomas Mueller a los 11 minutos.

Pero era apenas el comienzo de un ataque sin misericordia que iniciaron los alemanes, sin dar respiro.

En el minuto 22, el arquero brasileño Julio César intentó detener un envío, pero la bola rebotó y quedó abierto Miroslav Klose convirtió sin problemas para abrir el marcador 2-0.

Pero Brasil siguió teniendo problemas en contener la carrera de los alemanes y Toni Kroos abrió más el marcador con una fácil anotación frente para abrirlo 3-0.

El problema es que la selección local lucía desordenada, desorientada y presentando una defensa completamente vulnerable. Se sentía por todos lados el hueco dejado por Silva, 

No tenían argumentos ni respuestas. Así fue como Kroos logró su segunda anotación y Sami Khedira encontraron vías fáciles para anotar el cuarto y quinto gol, respectivamente, antes de que el reloj llegara a los 30 minutos del partido.

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A medida que comenzaban a caer los goles, tanto jugadores en el campo, como hinchas en las gradas se miraban mutuamente sin poder creer lo que pasaba.

Era una pesadilla de proporciones inimaginables. Ha pasado más de medio siglo desde que esperaban tener una Copa Mundial en su casa no sólo para conseguir su sexto campeonato y el primero en su casa, sino para borrar el recuerdo conocido como el "Maracanazo", de cuando Uruguay venció a Brasil en la final de la Copa de 1950 en Río de Janeiro.

El primer tiempo terminó y se fueron cabizbajos. La herida ya era demasiada profunda para sanarla en poco tiempo. La diferencia en el nivel de ambos bandos era abismal.

Aun así, regresaron con algo de energía. Buscando un milagro. Lograron colar algunos disparos, pero inofensivos. Además de que Alemania cerraba con fuerza atrás, el arquero Manuel Neuer lucía inmenso.

Por el contrario, lo que sucedió fue que le cayó sal a la incisión, que no hacía más que abrirse más con goles de Schuerrle en el minuto 69 y 79.

El resto tienen que haber sido los diez minutos más largos de la vida de cada uno de los jugadores sudamericanos sobre el campo. Daban pena. Incluso, el público no los perdonó y les dejó saber su sentir, cantando "ole" a los pases de los alemanes, lo que generalmente se guarda para el equipo local.

Ni si quiera hubo celebración cuando Oscar logró colar el primer gol de Brasil en los minutos de reposición, para dejar el marcador 7-1

Más aún, ovacionaron a Klose cuando salió por sustitución. Con su gol de hoy, rompió el récord de anotaciones de por vida en copas mundiales, llegando a los 16. Anteriormente estaba empate con Ronaldo. Lleva 23 partidos en copas del mundo.

Con la derrota, también terminó la racha que llevaba Brasil de 39 años sin perder en partidos oficiales en su país. La última vez había sido en 1975, contra Perú (3-1) en este mismo estadio de Belo Horizonte, donde en este torneo pasaron un terrible susto con Chile, al ganarle apenas por penales.

Alemania ahora pasa a la final, en la que disputará la codiciada copa contra el equipo ganador del partido semifinal de mañana entre Argentina y Holanda en Sao Paulo.

La coronación del nuevo campeón mundial del fútbol será el próximo, domingo, 13 de julio, en el emblemático estadio Maracaná de Río de Janeiro.

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