En los pasados cinco años, el norirlandés Colin Clarke aterrizó decenas de veces en la Isla como director técnico de los Islanders de Puerto Rico.

En la tarde de ayer, volvió a aterrizar, pero con otro escudo en el pecho. Por primera vez desde el 2007, Clarke llegó a la Isla como director técnico para enfrentarse a la Tropa Naranja, un club que creció a niveles inesperados bajo su tutela.

“Este lugar lo llevo bien pegado al corazón, es bien querido para mí. Esto es algo que nunca me ha pasado antes, el regresar a un sitio donde tuve mucho éxito, hice amigos”, reflexionó Clarke al recibir a Primera Hora en el hotel donde se hospedan sus nuevos pupilos, los RailHawks de Carolina.

Los RailHawks se medirán mañana, sábado, con los Islanders, que ahora están bajo el mando de quien fue su asistente desde el 2008, el inglés Adrian Whitbread.

Como técnico de los naranja, Clarke ganó dos campeonatos del Caribe, uno en la Segunda División de los Estados Unidos, y alcanzó las semifinales de la Liga de Campeones de la Concacaf en la edición 2008-2009. Se ganó el apodo de “el General” por su seriedad y énfasis en la disciplina y dirigió la Selección Nacional del 2008 al 2010. Pero al concluir la temporada 2011, hizo las maletas.

“No había una sola razón (para irme). Fueron muchas razones pequeñas en las que no voy abundar, pero fue el momento indicado para mí y mi familia, y decidimos hacer el cambio”, dijo Clarke.

“No fue una decisión que tomé de una noche a la otra. Fue una decisión que tuvo mucho pensamiento, mucha búsqueda dentro de mi alma, y la tomé”, añadió.

Clarke negó que su salida como director técnico de la Selección Nacional influenciara su decisión, pero sí aceptó que entre las razones para irse estaba el empezar de cero en otro lugar.

“Era el momento de irnos”, enfatizó Clarke, quien reveló que sólo consideraba a los RailHawks dentro de la liga de los Islanders, la North American Soccer League.

“No había otro equipo en nuestra liga al cual me hubiera movido. Si fuera otro, hubiera sido un paso para atrás. Carolina es algo como moverse hacia al lado. Es la otra franquicia, la cual creo que se está moviendo en la dirección correcta”, comentó.

“está en mi sangre”

Pese a su salida, Clarke aseguró que su estadía en la Isla está entre las más importantes dentro de su experiencia en el fútbol, tanto como jugador como de técnico. Como futbolista, jugó en la Copa Mundial de 1986 y anotó un gol.

“Una vez me dijeron que si dejas un lugar mejor de lo que estaba cuando llegaste, se puede mirar hacia atrás. Ese éxito en los cinco años fue algo que me enorgulleció y amo este lugar. Está en mi sangre. Esperaba con ansias el regreso y pasarla bien mientras estaba aquí”, aseguró Clarke.

Por otro lado, Clarke sólo tuvo palabras de elogio para Whitbread y aseguró que la gerencia de los Islanders tomó la decisión correcta.

“Fue un magnífico asistente, no podía pedir más. Él necesitaba su propia oportunidad. Fue asistente por mucho tiempo aquí y en Inglaterra. Estoy seguro de que se hubiera arrepentido si no hubiera tomado la oportunidad”, dijo Clarke.

“Era importante que los Islanders tuvieran esa continuidad. Si traías a alguien nuevo, iba a ser difícil mantener algunos de los jugadores. Sé que algunos de los jugadores se hubieran ido si Adrian no regresaba”, concluyó.